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Diego Aznar, pintor figurativo turolense: “No soy hiperrealista porque el detalle es una consecuencia de mi pintura, no el fin” Diego Aznar, pintor figurativo turolense: “No soy hiperrealista porque el detalle es una consecuencia de mi pintura, no el fin”
El pintor Diego Aznar en su estudio de Teruel

Diego Aznar, pintor figurativo turolense: “No soy hiperrealista porque el detalle es una consecuencia de mi pintura, no el fin”

Dirigió la pasada semana el curso de retrato de la Universidad de Verano de Teruel
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A pesar de que prefiere el trabajo callado en su estudio o la docencia a las salas de exposiciones, Diego Aznar es ya una de las referencias de la pintura turolense. Muy interesado en la figura humana y empeñado en captar y comprender la esencia humana a través de la pintura, reivindica la figuración y el género del retrato casi como una forma de moderno psicoanálisis. Aznar se convirtió en 2016 en el primer pintor espalol finalista en el Premio BP de la National Portrait Gallery de Londres, en 2018 ganó el certamen de artes plásticas José Lapayese y las paredes de diversas instituciones, entre ellas las galerías de retratos de la Universidad de Zaragoza o de la Universidad de Lérida, cuelgan obras suyas. El turolense dirigió durante la pasada semana una edición más del Curso de Retrato de la Universidad de Verano.

-¿A quién se dirige el curso de retrato de la Universidad de Verano?

-La horquilla es muy amplia, y va desde gente que se está iniciando a pintores aficionados, o gente que ya tiene escuela pero con poca experiencia en el género del retrato. Trabajamos sobre recursos que a veces son difíciles de encontrar en una facultad de Bellas Artes, dependiendo de los profesores que tengas. Nosotros tratamos de profundizar en una serie de conocimientos y herramientas y adaptarlos al estilo que tiene cada uno, aunque no se requiere ser un pintor formado. 

-Usted habla de “entrenar la mirada para ser riguroso”. ¿A qué se refiere exactamente?

-Aprender a no quedarnos con lo que vemos, sino intentar ir más allá. En el retrato o la pintura realista u objetiva tenemos la mirada educada para comprender la forma y trasladar lo que vemos a un soporte bidimensional, lo que incluye encajar, proporcionar, sintetizar los colores... Sin embargo nuestros ojos son capaces de proporcionarnos mucha información, y hay que desarrollar la capacidad para captarla, entenderla e interpretarla. 

-Casi todos tenemos ojos para mirar y sabemos manejar el lápiz... ¿Por qué entonces es tan díficil dibujar?

-Caemos en el error de pensar que saber dibujar consiste en ser capaz de trasladar la realidad al papel con cierto grado de parecido. Pero no es cierto, y no hay más que pensar en la abstracción. Hay pintores abstractos excelentes que no se manejan tan bien con la figuración, y no por ello dejan de ser buenos artistas. No debemos creer que alguien que no sabe hacer una némesis perfecta de la realidad es un mal artista. 

-¿Basta con que un retrato reproduzca fielmente lo que vemos al mirar a alguien para ser un buen retrato?

-A eso me refería con lo de interpretar la información que nos dan los ojos, porque es mucho más que la imagen objetiva. Yo diría que para que un retrato sea un buen retrato debe de aportar algo más, algo personal. Pero cuando uno hace un trabajo comprometido y sincero consigo mismo, sin rendirse a hacer lo que uno entiende que esperan de él, todo eso llega solo. Ser capaz de hacer algo que se parezca a la realidad es un lenguaje que se aprende y se desarrolla, pero lo que tu pintura cuente más allá surge por sí solo. A veces la simple materia que utilizas, el trazo en la aplicación de la pintura, ya tiene un sentido conceptual, ya es capaz de contar algo. 

-Pero eso también se podrá enseñar...

-Es más complejo. Aprender eso consiste en tener una evolución que es un proceso natural conseguido mediante la práctica. Pintar mucho, ver mucha pintura, estudiar a muchos autores... a medida que haces todo eso se va creando tu mundo pictórico y tu concepto en la pintura. No hay ningún libro que enseñe a hacerlo pero tampoco hay que obsesionarse, porque es algo que, a lo largo del tiempo, surge por sí mismo.

-¿En pintura funciona la máxima de que es necesario conocer las reglas para aprender a romperlas?

-No tanto para romperlas, que también puede ocurrir, sino para saber cuándo hay que dejar paso a la intuición. Yo trabajo de un modo muy intuitivo; necesitas una fuerte base teórica para saber lo que estás haciendo, pero en ciertos momentos tienes que saber aparcar un poco toda esa teoría, relegarla al inconsciente, porque en ocasiones toda esa enciclopedia de datos y reglas que manejas puede entrar en conflicto con lo que tu ojo está viendo, y entorpecer la obra.

-Con la irrupción de las vanguardias y de la fotografía, ¿el retrato ha ido quedando marginado como género artístico, u opina que sigue de plena vigencia?

-Quizá sí hubo un tiempo en el que fue muy denostado, y llegó a verse como algo muy burgués, hasta cierto punto anticuado. Pero ahora está muy vigente, y de hecho toda la figuración vive un momento muy dulce. 

-¿A qué es debido?

-Pues yo creo que plataformas y redes sociales como Instagram, que son muy visuales, tienen mucho que ver. Antes para ver pintura tenías que desplazarte a algún sitio, pero ahora ves cientos de pinturas si quieres desde tu casa. Cuando un cuadro te llama la atención, sigues a su autor en redes sociales y la propia plataforma te va enviando más imágenes de él o de otros autores relacionados. Hoy en día los pintores tienen muchísimos seguidores en redes sociales, y hacen muchísimos workshops a los que acuden personas incluso de muy lejos. Y los que más éxito tienen son los pintores figurativos y de retrato, que es un síntoma de que calan mucho entre el público. 

-Pues da la impresión de que la abtracción es más mediática, ¿no? Estoy pensando en ARCO, por ejemplo...

-Pero en Madrid también hay muchísimos pintores figurativos, lo mismo que en Barcelona. Allí por ejemplo está el MEAM (Museo Europeo de Arte Moderno), que está haciendo una apuesta importantísimo por el arte figurativo contemporáneo. 

-¿Se define como un pintor fotorrealista?

-No. Ni siquiera hiperrealista. El primero utiliza la fotografía como referente y el segundo la realidad, pero si tuviera que definir mi pintura yo diría que es algo así como un realismo con un grado alto de detalle. Ese nivel de detalle para mí no es un fin buscado sino una consecuencia de mi trabajo. Por mi forma de trabajar a veces consigo efectos realistas, pero en realidad me interesan más otros asuntos, como la propia materia o el gesto del trazo. Cuando hago una pintura llego a un punto en el que ya no necesito trabajarla más, aunque pudiera aumentar el nivel de detalle. 

-En 2017 pintó un retrato de Manuel López, rector de la UZ entre 2008 y 2016, y después realizó otros tres retratos similares...

-Sí, la Universidad de Lérida abrió una galería de retratos y me encargó a mí los retratos de los tres rectores. 

-¿Abundan los encargos?

-Para instituciones de ese tipo he tenido alguno, y también por parte de particulares. Hoy en día hay mucha gente que quiere tener un retrato suyo o de su familia, y no necesariamente es gente de dinero. Creo que mis precios son muy correctos y una pintura lleva mucho trabajo. 

-Además de los encargos y de la docencia... ¿también se decanta por el retrato en su pintura personal?

-He trabajado otros géneros, pero el 95% de lo que hago es figura humana. Me interesa mucho la condición humana, trabajando desde procesos introspectivos con afán de autoconocimiento. Eso me lleva a trabajar sobre todo en autorretratos o en personas, como mi mujer o mi hermano, con los que tengo un fuerte vínculo emocional. 

-¿La pintura tiene algo de psicoanálisis?

-Quizá. Una parte importante de la pintura que he realizado habla sobre la normalización de las emociones negativas, que parece que sean tabú y que haya que ocultarlas o invisibilizarlas. Yo en cambio opino que forman parte de nuestra naturaleza y que no tiene nada de malo verlas como algo normal, e incluso intentar canalizarlas hacia algo positivo. 

-¿Por qué nunca hemos podido ver en Teruel una exposición individual suya?

-Es una tarea pendiente que tengo. De hecho tenía una exposición casi terminada para llevar a Teruel, y me llamaron para exponer con unos plazos muy ajustados en la Universidad de San Jorge de Zaragoza. Así que lo que tenía preparado lo llevé allí, y no quise repetirla en Teruel, por lo que estoy preparando cosas nuevas para cuando llegue el momento. Pero no me planteo plazos. 

-¿Tiene alguna muestra en el corto plazo?

-Muy pronto participó en una exposición que se verá en el Museo Europeo de Arte Moderno de Barcelona titulada Eros, que comisaria Golucho (Miguel Ángel Mayo), un excelente pintor que sin embargo no tiene el reconocimiento que merece.