Síguenos
Un nuevo nombre para los pueblos turolenses: un real decreto de 1916 cambió nomenclaturas para evitar confusiones Un nuevo nombre para los pueblos turolenses: un real decreto de 1916 cambió nomenclaturas para evitar confusiones
Montoro de Mezquita

Un nuevo nombre para los pueblos turolenses: un real decreto de 1916 cambió nomenclaturas para evitar confusiones

banner click 244 banner 244
Serafín Aldecoa

Hace poco más de un siglo, concretamente en 1916, de un total de 9.266 municipios que había entonces en España, 1.020 se llamaban igual, esto es, tenían idénticos nombres lo que constituía un verdadero problema, especialmente para el servicio de correos y de comunicaciones dentro del país. Por poner un ejemplo, por esas fechas existían seis localidades con el bonito nombre de Valverde, uno de ellos en la provincia de Teruel.

Ante esta situación, la Real Sociedad Geográfica de España propuso al Gobierno  cambiar la nomenclatura geográfica de dichos lugares con el fin de evitar confusiones y errores  lo que se tradujo en la promulgación del real decreto de 27 de junio de 1916 que fue refrendado por Álvaro Figueroa y Torres (conde de Romanones) que ostentaba la presidencia del Gobierno bajo el reinado de Alfonso XIII. El 2 de julio salía publicado en la Gaceta de Madrid (actual Boletín Oficial del Estado) el cambio de nombre de 573 municipios de toda España, un hecho realmente destacado dentro de la toponimia hispana.

En el preámbulo de la reforma, según resaltaba el conde de Romanones en la exposición de motivos del real decreto, se apuntaba que se había procurado limitar en lo posible las modificaciones, procurando que afectaran al menor número de localidades aunque, como vemos alcanzaba a varios cientos. Para ello se dejaba intacto el nombre a las poblaciones que entonces contaban con mayor categoría administrativa al ser capitales de provincia, cabezas de partido judicial o tenían mayor número de habitantes y variaba el topónimo de las entidades de población de menor entidad, con menor número de vecinos.

Por otra parte, se explicaba también que se había intentado que el calificativo o sobrenombre añadido al nombre anterior no fuera arbitrario «sino que pesase la tradición, el uso o los afectos de cada localidad vienen consagrando y teniendo en cuenta también presentes los antecedentes históricos».

En la reforma se observó «con especial predilección», sin embargo, que el nombre se refiriera a ríos, montañas, territorios o cualquier particularidad geográfica cercana al Ayuntamiento «habida cuenta del carácter de perpetuidad del accidente que califique y distinga al pueblo de que se trate, a fin de que lleve consigo la casi inmutabilidad de su nueva designación». Ahora bien, lo que fue evidente con el cambio fue el que las cabeceras comarcales (Alfambra, Albarracín, Mora de Rubielos...) ganaron en representatividad y autoridad al colocar su denominación como “apellido” de localidades de menor tamaño. 

Pues bien, he aquí los cambios que recogía el decreto mencionado para la provincia de Teruel: Aguilar del partido de Teruel, pasaría a llamarse Aguilar de Alfambra (no “del”, aunque pudo ser un error); Arcos, del partido de Mora de Rubielos, se llamará Arcos de las Salinas; Belmonte, pasará a ser Belmonte del Mezquín (por el nombre del río que pasa por el pueblo, pero en 1980 el Ayuntamiento lo cambió por el de “San José”, debido al parecido de dicho topónimo con la palabra “mezquino”); Camarena, del partido de Teruel, pasará a ser Camarena de la Sierra; Cañizar, del partido de Montalbán, se llamará Cañizar del Olivar; Cascante, del partido de Teruel, será Cascante del Río (aquí el “río” se llama “Camarena, afluente del Turia); Caudé o Caudete, se llamará Caudé; Dos Torres del partido de Castellote, tendrá el nombre de Dos Torres de Mercader (barranco junto al pueblo); Ferreruela, del partido de Montalbán, será Ferreruela de Huerva; Frías, pasará a ser Frías de Albarracín; Jarque, del partido de Montalbán se llamará Jarque del Val (no “de la Val”, tal como se conoce ahora); Linares, del partido de Mora de Rubielos, pasará a ser Linares de Mora; Monforte, del partido de Montalbán, Monforte de Moyuela; Monteagudo, del partido de Teruel, pasará a llamarse, Monteagudo del Castillo; Monterde, será Monterde de Albarracín;  Montoro, del partido de Montalbán, Montoro de Mezquita (no sabemos el porqué de “Mezquita”); Navarrete, del partido de Montalbán, tomará el nombre de Navarrete del Río (podían haberle añadido “Pancrudo”); Palomar, del mismo partido que el anterior, será Palomar de Arroyos; Peñarroya, del partido de Castellote, pasará a llamarse Peñarroya de Tastavins  (también en honor al río, afluente del Matarraña); Perales, del partido de Teruel, se llamará Perales de Alfambra (no “del Alfambra”, como es actualmente); Piedrahita, del partido de Montalbán pasará a ser Piedrahita del Colladico); La Portellada o Portillada, del partido de Alcañiz, se llamaría Portellada; La Rambla, partido de Montalbán pasará a ser La Rambla de Martín (por el río, suponemos); Segura, del partido de Montalbán, será Segura de Baños; Toril del partido de Albarracín, se llamará Toril del Masegoso (ha cambiado sustituyendo “del” por “i”, igualando ambos topónimos. Torremocha, del partido de Albarracín, pasará a ser Torremocha del Jiloca; Torres, del partido de Albarracín, Se llamará Torres de Albarracín; Valverde, del partido de Montalbán, se llamará Valverde de Collados (también se ha partido en dos actualmente); Veguillas, del partido de Albarracín, será Veguillas de la Sierra; Villahermosa, del partido de Montalbán, Villahermosa del Campo; Villanueva del Rebollar, partido de Montalbán,  se iba a llamar Villanueva del Rebollar de la Sierra. 

Según Fernando Arroyo Ilera, catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid y participante en la IV Jornada de la Comisión Especializada de Nombres Geográficos celebrada en Valladolid en abril de 2015, este cambio de denominación «supuso un hito en el proceso de normalización toponímica en España, puesto que por vez primera el Estado intervenía a la vez sobre la denominación de tan elevado número de ayuntamientos, para evitar confusiones y duplicaciones, reconociendo así la importancia del nombre de lugar como referente geográfico, político y administrativo del mismo».

De ese total de más de quinientos, una treintena de municipios que cambiaron de nombre de la noche a la mañana eran turolenses y por lo que vemos actualmente, han mantenido la denominación de 1916 hasta nuestros días con algunas pequeñas variaciones, no así en otras provincias de España donde algunos pueblos reclamaron y hubo que realizar ciertas rectificaciones.