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Carlos Álvarez, restaurador de órganos históricos: “Tenemos que dejar de pensar que la cultura y el arte siempre van a la cola” Carlos Álvarez, restaurador de órganos históricos: “Tenemos que dejar de pensar que la cultura y el arte siempre van a la cola”
El artesano cubano afincado en Villel junto al órgano de Calamocha

Carlos Álvarez, restaurador de órganos históricos: “Tenemos que dejar de pensar que la cultura y el arte siempre van a la cola”

Cubano de nacimiento y afincado en Villel, Álvarez es uno de los pocos maestros organeros que hay en España
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Carlos Álvarez nació en Cuba pero hace años se estableció en España gracias a una beca del Instituto de Estudios Turolense y tiene en Villel uno de los pocos talleres de restauración de órganos históricos que existen en España, donde trabajan cuatro personas. En 2004 restauró el de Santa María la Mayor de Calamocha, que acaba de cumplir 300 años, y el sábado participará en las conferencias y el concierto que tendrá lugar para celebrar la efeméride. 

-¿En qué estado estaba el órgano de Calamocha cuando lo intervino hace ya 16 años?

-Muy deteriorado. Había sufrido muchas reformas a lo largo de su historia y tenía muchos elementos alterados. En una de ellas se subió de nivel y se cercenó parte de la caja y de la tubería para que cupiera. Por si fuera poco un incendio había destruido esas piezas que se conservaban, así que tuvimos que reconstruirlo basándonos en instrumentos de la misma época. Y por supuesto era imposible hacerlo sonar. 

-¿Cuando se restaura un órgano histórico el objetivo es dejarlo tal cual estaba cuando se creo?

-Es lo ideal pero no siempre es posible. Y tampoco pueden desecharse las intervenciones que ha sufrido porque forman parte de su evolución. En Calamocha los elementos fundamentales como los secretos, la tubería o la mayor parte de la caja lo permitía, así que optamos por hacerlo. Incluso recuperamos los fuelles con la misma estética que uso su constructor, Bartolomé Sánchez, así que puede funcionar perfectamente como lo hacía hace 300 años, con tres fuelles de fragua accionados manualmente por un asistente, y también incorporamos un fuelle eléctrico para hacerlo sonar con electricidad. 

-¿Es posible recrear el mismo sonido que tenía hace tres siglos?

-Sí. De hecho es un factor clave, porque estamos hablando de un patrimonio cuyo principal valor es el musical. Antes de actuar hacemos un estudio auditivo de las características del instrumento e intentamos devolverle el sonido original. En Calamocha lo hicimos y tengo que admitir que se logró. Refleja el sonido que tuvo originalmente, muy dulce, a baja presión, tímbrico pero potente, y sin estridencias. Es un instrumento muy rico pese a tener un solo teclado, y característico del estilo que imprimió a sus órganos Bartolomé Sánchez.

-¿Es tan importante el patrimonio organístico que tiene Teruel como se asegura desde el Instituto de Estudios Turolenses?

-Es increíble. Hay instrumentos muy valiosos, prácticamente originales, como el de Caudé, totalmente sui generis porque tiene un gemelo en el de la iglesia de La Merced de Teruel, algo que es una rareza. En Villafranca del Campo hay un órgano extraordinario de la familia Turull... En zonas de España donde hubo más holgura económica los órganos se fueron transformando según los gustos musicales de la época, pero como en Teruel no se dio eso, muchos de sus instrumentos se conservan casi en estado original, lo que les da más valor. 

-¿Qué otros órganos han intervenido en Teruel?

-Han sido varios... en Monreal del Campo, la primera parte de la restauración del de Villarquemado o en Belmonte de San José... Por desgracia hace muchos años que no tenemos encargos en Teruel, aunque hemos terminado uno en Sevilla y hemos empezado a trabajar en la Seo de Manresa y en Valencia. Por eso creo que la celebración del 300 cumpleaños del órgano de Calamocha que impulsa el IET es importantísima. Es una llamada de atención para que la gente conozca y se conciencie de la importancia de cuidar de un patrimonio histórico que tenemos de primer orden, y que en muchos casos se está perdiendo. 

-¿Estamos a tiempo de parar esa destrucción del patrimonio?

-Los órganos turolenses corren serio peligro, cada año que se pierde es un año de deterioro que se acumula y de hecho se han perdido ya muchos instrumentos. En otros lugares de Europa son mas cuidadosos con este tipo de patrimonio pero en España estamos un poco rezagados. Es cierto que el patrimonio es muy amplio y tener dinero para todo no es fácil, pero ya no solo se trata de que la administración dedique fondos a restaurarlos, sino de que los ciudadanos seamos conscientes de que tenemos un legado importantísimo y la responsabilidad de cuidarlo. Hace dos o trescientos años hubo pueblos muy pequeños que hicieron un gran sacrificio para poder tener un gran órgano, y es un deber nuestro que eso no se pierda.

-El propio órgano de la Catedral de Teruel necesita ser restaurado, si no me equivoco...

-Ese órgano lleva 10 o 12 años sin funcionar. Hubo que poner un pequeño órgano en la toma de posesión del anterior obispo de Teruel para que pudiera sonar. Sé que se está luchando para conseguir los fondos necesarios, pero nunca llegan y eso es el reflejo de nuestra situación. El órgano de la Catedral, de la iglesia primada de nuestra provincia, no funciona. Es muy triste pero la cultura y el arte siempre están a la cola, siempre hay prioridades que la relegan y en tiempos de crisis, como el actual, todavía más. Hay que cambiar esa mentalidad que tiene nuestra sociedad de que el arte y el patrimonio histórico es accesorio, de que siempre tiene que estar por detrás de cosas que se consideran más importantes, porque la creación artística lleva con nosotros toda la historia de la humanidad, y es precisamente una de las cosas que nos hace humanos. Si todas las sociedades hubieran pensado como nosotros no nos hubiera llegado nada, todo el arte se habría perdido y no tendríamos más que casas con techo para vivir.