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Sara Jornet Blasco, presidenta de la Asociación Aragonesa de Autores de Cómic: Es triste que el cómic aún se considere infantil, porque es un medio, no un mensaje Sara Jornet Blasco, presidenta de la Asociación Aragonesa de Autores de Cómic: Es triste que el cómic aún se considere infantil, porque es un medio, no un mensaje
Sara Jotabé realizando bocetos en una de las libretas que siempre le acompañan

Sara Jornet Blasco, presidenta de la Asociación Aragonesa de Autores de Cómic: Es triste que el cómic aún se considere infantil, porque es un medio, no un mensaje

Sara Jotabé reivindica la creación artística del dibujo, a la altura del cine o la literatura
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Sara Jotabé –Sara Jornet Blasco– es una de las representantes del boom de autoras jóvenes de cómic en Aragón. Nacida en Zaragoza, su familia materna procede de Teruel y además se formó en el grado de Bellas Artes de esta ciudad. Desde 2018 es presidenta de la Asociación de Autores Aragoneses de Cómic.
-¿Qué reivindica la Asociación Aragonesa de Autores de Cómic?
-Nuestro espacio dentro de las industrias artísticas. Para todo el mundo la literatura, el cine o la fotografía ocupa un lugar dentro de las artes pero, por alguna razón, no consideran al cómic como tal. Y eso que reúne narrativa literaria, guion, planos, color, ilustración, textura... Lo que pretende la AAAC es unir fuerzas para dar visibilidad a autores que tienen muchísimo talento, un talento que no deja de nacer y de crecer en Aragón, y reivindicar nuestro medio como un fenómeno cultural de primer nivel. Es un excelente medio divulgativo, capaz de llegar a todos los públicos, una herramienta muy útil para el cambio social y desde hace años funciona muy bien en el campo pedagógico.
-¿Con cuántos miembros cuenta la AAAC?
-Ahora mismo somos algo más de 60, entre los que no solo hay dibujantes o guionistas, sino también para todos los que forman parte del proceso; coloristas, maquetadores, editores, libreros, documentalistas e historiadores... muchísima gente está vinculada de un modo u otro al cómic.
-¿Qué iniciativas se llevan a cabo desde la asociación?
-Dentro de nuestra labor divulgativa gestionamos salones como el de Barbastro, el Huescómic, y hemos organizado el Salón Hispano Francés del Cómic en Jaca, que iba a ser en septiembre aunque este año tuvo que cancelarse por culpa de la pandemia. Es un festival importante porque trata de vertebrar un eje de sur a norte que abra Aragón a la industria franco-belga, una de las más importantes. En Aragón no tenemos nada que envidiar en cuanto a talento y esfuerzo, pero nuestro mercado es mucho más pequeño y queremos derribar esa barrera. 
-¿La razón de que en España el cómic se considere un arte menor puede estar en que el mercado del TBO tradicional ha sido infantil y juvenil?
-Quizá. De algún modo sigue vigente el tópico de que los tebeos son para niños, y es muy triste porque el cómic es el medio, no el contenido. Lo que cuentas a través de él puede adaptarse a cualquier público o temática a través del guion, el dibujo, el color y la propia expresividad del autor. Es cómo pensar que, como existen películas de dibujos animados para niños, el cine solo está dirigido a ese público. Esa creencia tiene que ver con cierto complejo de inferioridad que tenemos en España. En otros países como Francia, Bélgica o EE UU la industria es enorme, y nadie tiene ningún problema. Paradójicamente en España nos comemos todas las pelis de Marvel o DC Cómic porque nos llega de ahí. En españa hay mangakas excelentes a quienes no se valora del mismo modo que lo que nos llega de Japón, aunque no sea tan bueno. 
-¿Se puede vivir en España del cómic?
-Se puede, pero con un nivel de producción muy elevado. Si eres uno de los grandes, como Paco Roca o Antonio Altarriba te ira estupendo, pero si estás empezando y quieres hacer un hueco tendrás que trabajar con empresas, hacer campañas gráficas, ilustrar cómic de otros autores... Es como una diana, en cuyo centro está tu zona de autor y al rededor hay otros trabajos que te van dando visibilidad y dinero, mientras ese centro crece. De todos modos conozco a pocos autores de cómic que no estén en cincuenta proyectos al mismo tiempo, porque un cómic de 200 páginas es año y medio de trabajo, y tienes que hacer otras cosas mientras tanto. 
-¿Cómic, tebeo, historieta, novela gráfica, qué término prefiere?
-A mi me gusta usar cómic, que engloba todo el medio. El término novela gráfico surgió cuando empezamos a reivindicar nuestro lugar en el mundo del arte, y nos asustamos un poco porque no teníamos una palabra potente y artística. Pero lo que suele llamarse novela gráfica, por más grande y profunda que sea, no deja de ser un cómic. Y tampoco es demasiado correcto ponerle un apellido al género novela, porque el cómic es otra cosa.
-¿Cómo está afectando la pandemia al cómic, desde el punto de vista de los autores y del mercado?
-En general como al resto de creadores de otras disciplinas. Nos afecta a nivel humano, porque los autores somos personas afectadas por una situación como esta. De un modo u otro todos hemos tocado el tema; Sara Soler hizo tiras sobre la pandemia, y yo misma publiqué alguna en Instagram... es imposible no hacerlo. Y para la industria ha sido un golpe por la cancelación de los salones, que nos dan muchísima fuerza para seguir produciendo, y además sirven para vender. 
-La más sonada de las últimas cancelaciones ha sido el Salón del Cómic de Zaragoza...
-Esa es una de las grandes citas nacionales y es una lástima, porque aunque existe el tópico de que somos gente que trabaja en la soledad de nuestro estudio, nos encanta cuando bulle la gente en los salones, cuando vendes, dibujas, firmas... Pero por otro lado hay que admitir que hubiera sido una irresponsabilidad por parte del Ayuntamiento de Zaragoza organizarlo, porque nos reunimos mucha gente de España y también del extranjero. 
-¿La solución son los salones online?
-Un salón plastificado no es un salón, aunque en este caso no hay otra. Diciembre es el mes del cómic por excelencia en Zaragoza, se harán actividades online y, en la medida de lo posible, me consta que se intentarán hacer actividades presenciales si las circunstancias lo permiten.