Los productores ecológicos aumentan un 30 por ciento en el último año

El número de agricultores y ganaderos que producen en ecológico en Aragón ha crecido un 30% en el último año y se sitúa ya en las 1.183 personas, aunque tan solo un 2% de la población consume frutas, hortalizas, verduras y carne libre de productos químicos. Para concienciar al consumidor sobre una alimentación más saludable, ayer arrancó en el mercado agroecológico norteTeruel la campaña La vida ecológica, la vida mejor, puesta en marcha por el Comité Aragonés de Agricultura Ecológica (CAAE).
Junto a los agromercados de Zaragoza y Huesca, el de Andorra es el tercero de los únicos que existen en Aragón. Se celebra el tercer jueves de cada mes, por lo que ayer tocaba. La oportunidad fue aprovechada por los productores para lanzar su campaña, que “intenta visibilizar la agricultura y la ganadería ecológica”, explicó el presidente del CAAE, Antonio Artal.
Durante la celebración del mercado en la matinal de ayer, tres dinamizadores informaron sobre los beneficios de la producción ecológica, que es aquella que se caracteriza por “evitar químicos y fitosanitarios como garantía de calidad”, expuso Artal. Se informó sobre variedades y razas autóctonas y se distribuyeron 300 euros en vales para gastar en el agromercado.
“Solo un 2% de la población consume en este momento productos ecológicos”, argumentó Artal, por lo que este tipo de campañas siguen siendo más que necesarias. A la asistencia con expositor propio a los tres agromercados de la Comunidad autónoma se suman cartelería, presencia en redes sociales, publicidad en televisión, radio y prensa y otras acciones divulgativas.
“El consumidor se empieza a concienciar, pero el aumento de consumo no se está produciendo al ritmo que nos gustaría”, continuó el presidente. 
Artal explicó que en este momento hay 1.183 agricultores y ganaderos que producen en ecológico en la región, lo que supone un 30% más con respecto al año pasado. “No se ha crecido tanto en hectáreas, pues se han reconvertido superficies que antes eran herbáceas por leñosos como el olivar, el almendro o el viñedo, más rentables”, expuso. 
El incremento responde a que el productor “se empieza a concienciar de que la agricultura convencional como se ha estado llevando hasta ahora es inviable, no tiene futuro, por lo que se trata de adelantarse a algo que creemos que puede ser el futuro de una agricultura y ganadería más sostenible”.
Además de la forma de cultivar y que está libre de plaguicidas, herbicidas y fitosanitarios, este tipo de producción “tiene que interpretarse como un modo de vida y una fórmula de conseguir unos alimentos realmente sanos y saludables”. No solo importa el qué, sino el cómo.
En cuanto al precio del producto, es una barrera que la agricultura ecológica está salvando mediante los grupos de consumo, que “a fecha de hoy siguen siendo muy importantes” mientras las grandes superficies siguen abriendo y mejorando sus estanterías ecológicas. “Sin embargo, en pequeñas tiendas y de barrio es más difícil la venta”, admitió Artal.
“El problema nos lo encontramos cuando queremos tener el mismo estereotipo de esa manzana roja y brillante a la que le han dado cera antes de ponerla a la venta en un supermercado. No podemos competir en vista, pero sí en gusto: cuando pruebas una manzana ecológica la cosa cambia, te llena más”, sedujo Artal.

Pequeños esfuerzos
“Si un 2% de la población consume ecológico, en Andorra podemos llegar a 160 personas”, visualizó el productor, quien no obstante consideró muy importante que la provincia de Teruel también organice este tipo de mercados. “Lo difícil es empezar y aún más continuar, pero poco a poco va dando sus frutos”, valoró el agricultor. 
La coordinadora del mercado, Belén Soler, explicó que cada jueves se dan cita nueve puestos, que es el máximo que puede haber en la plaza del Regallo en el contexto actual de pandemia. “Tenemos un circuito circular con una persona que controla el aforo y está todo vallado, con todas las medidas de seguridad”, subrayó.
Soler animó a hacer la compra para todo el mes, ya que a los productos perecederos se suman otros muchos que no lo son, como frutos secos, patés, aceites, conservas, huevos o queso, todos ellos de kilómetro 0 y producidos en la provincia.