Síguenos
Soñar Soñar
banner click 244 banner 244
Juan Corellano

No soy yo muy de soñar. Muy a mi pesar, formo parte de ese grupo de personas que rara vez recuerdan lo que ha rondado su cabeza durante las horas de pernocta. Tampoco soy muy de dormir, supongo que eso no ayuda. Siempre preocupado por no perder el tiempo durmiendo. Mucho mejor levantarse y hacerlo despierto. 

Además, si sueño lo hago regular, tirando siempre para lo más mundano e ignorando las infinitas y fantasiosas posibilidades que tiene uno para transitar durante la noche. Pudiendo montarme una batalla de gallos con Antonio Resines, al final siempre acabo en alguna pseudofiesta con mis amigos de siempre, con lo sabidas que me tengo yo esas. 

No acordarme de mis sueños tendrá una explicación lógica, algo científico, pero la que yo me regalo es que ya vivo bastante ensoñado, que gasto todas mis balas durante el día. De pequeño ya era un tipo disperso, de los que viven instalados en la parra.

La cosa no ha cambiado con los años, pues bucear por mis fantasías sigue siendo mi principal ocupación. Siempre enlazando elucubraciones que no tienen propósito ni fin alguno, pero que me sirven, de alguna extraña forma, para ir tirando cada día. 

Leer, ver documentales y engullir vídeos de escalada es la última de tantas. Que no he trepado yo una roca en mi vida ni tengo intención de hacerlo, pero qué ratos echo imaginándome en las rutas más imposibles del planeta. 

Y así todo el día. Cuando tengo hambre pongo en bucle vídeos de laboriosas recetas hasta, prácticamente, visualizarlas en mi plato. Después de un rato me como con modélica resignación unas judías verdes y un filete de pechuga. Escucho a Bob Dylan y me imagino que soy yo el que canta en estadios repletos de gente. Finalmente me voy a dormir y la guitarra sigue ahí, a los pies de mi cama, cogiendo polvo, alimentando la fútil ilusión de que algún día la abriré.

A menudo pienso que paso demasiados ratos sumergido en mis elucubraciones. Y cuando lo hago me levanto como un resorte de la cama para no perder más el tiempo, pues seguramente tampoco estaba soñando nada interesante. Entonces tengo por delante muchas más horas que aprovechar. Porque en realidad sí soy bastante de soñar. Por lo menos cuando estoy despierto.