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Trufa y cava Trufa y cava
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Trufa y cava

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Cruz Aguilar

Ya estamos a punto de sacar otra revista de trufa y ya van no sé cuántas, pero más de una docena seguro. Pero en este 2020, en el que todo es distinto, también hacer la revista ha sido especial porque, al cancelarse la feria a causa de la pandemia del Covid-19, la he hecho ya en plena campaña y comiendo trufa. Otra cosica es, sin duda. 
Desde luego escribir sobre algo con conocimiento gastronómico de causa siempre ayuda. No es lo mismo transcribir las recetas con la posibilidad de comprobar si están correctas que sin apenas mirarlas para no salivar. Para qué nos vamos a engañar.
En Sarrión este 2020 será, como en todo el mundo, el año del coronavirus, del confinamiento, el que se comenzaron a usar las mascarillas y el de las navidades más en soledad de la historia. Pero también el año en que, tras dos décadas luchando, han visto excavar las primeras zanjas para colocar las tuberías del riego.
Este año no se ha celebrado Fitruf –realmente no se ha celebrado casi nada– y durante esos días el pueblo estaba como desangelado, con ausencia de algo, sin apenas gente por la calle. No olía a trufa, como ocurre otros diciembres en los que los bares y la Asociación de Mujeres preparan platos para que todo el mundo pueda probarla sin ponerse el delantal. 
El 2020 ha sido diferente en todos los sentidos, sin celebraciones. Y si la Semana Santa fue de más dolor que nunca, la Navidad también tendrá más dosis de nostalgia de las que ya de por sí genera. Porque este año no solo faltarán los que ya no están, sino que no estarán tampoco los que siguen, por suerte y esperemos que por muchos años, a nuestro lado. Tendremos que conformarnos con no tener cerca a los que queremos para poderlos disfrutar en el futuro. Es como cuando te guardas en la nevera esa trufa que te gusta tanto, en un tarro con huevos para disfrutarla un par de días después, cuando los huevos se impregnen del aroma y tengas con quién compartirlos. 
Nos tendremos que conformar con estar pocos en la mesa, aunque siempre nos quedará la trufa, que además está mejor de precio. Y si hace falta brindar en marzo, abril o mayo pues cava que no falte y ya guardaremos una poca de trufa congelada para volver a sentir entonces la Navidad.