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Derecho o delito Derecho o delito

Derecho o delito

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Elena Gómez

Me aburro. No lo puedo evitar, la burbuja de irrealidad crece de forma exponencial. Y yo ya no puedo con este hastío. ¿De verdad estamos en pleno siglo XXI debatiendo sobre la libertad de expresión y la democracia? Si a estas alturas, la sociedad no tiene claros estos conceptos, quizá es que existe un agujero grande en nuestro sistema educativo o es que siempre hay gente a la que le interesa revolver el lodo.

La libertad de expresión es un derecho fundamental, según el cual alguien como yo puede decir lo que opina en un espacio como este, sin temor a ser juzgada ni condenada. Pero todos los derechos fundamentales tienen límites cuando chocan frontalmente con otros derechos de mayor rango. En este caso, la libertad de expresión encuentra sus límites en el derecho a la vida, al honor y a la integridad de las personas. Cuando se vulnera cualquiera de estos derechos, se acaba la oportunidad de decir lo que nos venga en gana. Y esto pasa aquí y en cualquier lugar del mundo.

Gracias a esa libertad de la que todos hacemos gala en la calle, en los bares y en las redes sociales, una importante masa de la sociedad se ha opuesto públicamente a una decisión judicial que ha delimitado la fina línea existente entre el derecho y el delito. Y nadie va a ir a la cárcel por ello. Los jueces han visto indicios de infracción del ordenamiento jurídico por amenazas y enaltecimiento del terrorismo en los despropósitos de un señor que dice ser músico. No se ha juzgado su libertad, sino su profundo deseo de que otras personas sean destruidas.

Y en todo este maremágnum, también se ha puesto en duda la democracia. Para que un Estado sea democrático es necesaria la estricta separación de poderes y la soberanía de todo el pueblo, sin excepciones, a través de las urnas. Aquellos que se atreven a poner en duda que España no cumple con los requisitos mínimos, son los mismos que embarran estos extremos. Pretenden intervenir el poder judicial a través del poder ejecutivo, y ponen el foco en la soberanía de solo una parte de la sociedad.

Mientras no tengamos claros algunos conceptos que ya fueron definidos con exactitud hace tiempo y que se pueden descubrir en los libros, malas expectativas tenemos.