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Lo que Bellas Artes tiene que decir en la decoración del espacio público de Teruel Lo que Bellas Artes tiene que decir en la decoración del espacio público de Teruel
Los estudiantes de Bellas Artes y autores de la exposición colectiva junto a las piezas expuestas en el Vicerrectorado de Teruel. M.A.

Lo que Bellas Artes tiene que decir en la decoración del espacio público de Teruel

José Prieto comisaría una exposición sobre escultura concebida para el nuevo Conservatorio
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Cualquiera de ellos podría estar en la calle Florida, frente a la entrada del nuevo Conservatorio Profesional de Música de Teruel, porque todos cuentan con un cuidadoso estudio de viabilidad económica, estructural y material, y todos están diseñados para vincular al espacio público en el que se encuentra el centro educativo con la música. 
Son las cerca de veinte piezas escultóricas que se exponen hasta el próximo día 9 de abril en la Sala del Vicerrectorado del Campus de Teruel, obra de otros tantos alumnos de 2º de Bellas Artes, que en el contexto de la asignatura de Volumen II y bajo la supervisión de José Prieto han llevado ha cabo un proyecto global para la instalación de una pieza pública, bien pensando en el Conservatorio, bien pensando en la Autovía Mudéjar. 
Entre las propuestas de los estudiantes  predomina el elemento del instrumento o el pentagrama, con mayor o menor grado de abstracción, pero no es el único. Tampoco hay homogeneidad en los materiales –hierro fundido, metal, acero corten, madera de pino tratada, hormigón...–, y en algunos de los diseños incluso la propia obra se convierte en un instrumento musical autónomo. 
Según José Prieto, profesor de la asignatura, “lo interesante de este proyecto a nivel educativo es que tenían que elaborar un proyecto global, es decir, pensado desde el primer boceto hasta que una hormigonera llega al lugar a poner cemento, y que estuviera concebido para un espacio público en concreto”, en este caso bien el Conservatorio, bien la autovía. 
La obra pública es complejísima no solo porque por definición está a la vista de todos, y es imposible contentar a todas las sensibilidades estéticas, sino porque además tiene que cumplir con una serie de requisitos que en ocasiones pueden pasar desapercibidos. No solo hay que proyectar una idea viable dentro del presupuesto que se maneje, y que técnicamente pueda realizarse con todos los posibles contratiempos previstos, “sino que además hay muchos detalles que hay que observar, como que no contengan elementos potencialmente peligrosos para el ciudadano que transita por el espacio público”. Puede parecer obvio, pero son muchos los casos que se han dado de piezas públicas cuyo contenido ha tenido que modificarse en aras de la seguridad. “Calatrava construyó su puente en Bilbao con un suelo de vidrio transparente que permitía ver la ría, pero hubo muchas denuncias por resbalones, y el Ayuntamiento tuvo que forrar la pasarela con un material negro mate”. Algo similar ocurrió en Zaragoza cuando se instalaron muchas losas de mármol de Calatorao pulido, bastante caro, que finalmente tuvieron que picarse porque no es buena idea andar sobre ese tipo de firme. 
“Además hay elementos que dependen del espacio público”, explica Prieto. En el caso de los monumentos diseñados para la autovía es importante que su dimensión y diseño permitan observarlo sin distraer excesivamente la atención, mientras que en el de el acceso al Conservatorio “es importante que no debe estar ideado solo para verlo a nivel del suelo, sino que mucha gente también lo verá desde arriba, desde el viaducto”.
Todas las propuestas de los alumnos tienen puntos fuertes y destacables. Desde un punto de vista alegórico el andaluz José Andrés Díaz y la valenciana Claudia Villegas hablan de la música a través de su representación como onda sinusoidal. 
Díaz propone en Teruel la reproducción de la onda correspondiente a esta palabra a través de tubos de acero hueco, anclados al suelo verticalmente con una forma que recuerda a la de un órgano. “La forma de diadema de la base, construida en cemento pulido y pintado, reproduce la forma de un calderón, que es una notación musical, y sirve como un espacio público para sentarse”, explica el andaluz.
Por su parte Villegas también juega con el concepto de onda, aunque en su caso reproduce un pequeño fragmento del movimiento de La primavera de Las cuatro estaciones de Vivaldi. “Está concebida para colocarse en una rotonda, de manera que se aprecie su forma desde cualquier punto”. La forma respeta el minimalismo geométrico del Conservatorio, añade colores “que guían al observador” y está concebida en madera de pino de Teruel tratada para evitar su degradación. 
Algunas de las esculturas están diseñadas para formar por sí mismas un instrumentos. Es el caso de la turolense María Sender, que titula Oda a la música una estructura de tubos de acero inoxidables sujeta por un pilar largo y delgado. “Los tubos llevarían grabados el nombre de compositores y compositoras”, y a su vez cuelgan de unas estructuras metálicas circulares más grandes, que producen sonido al entrechocar por acción del viento. La forma es reconocible tanto desde el suelo como desde el Viaducto, “y he querido que contraste con el Conservatorio a través de los colores vivos, con un punto pop-art”, explica la autora. 
En esa línea se mueve también Mamibu –María Miguel Bueno–. La estudiante de Aranda de Duero representa una neuma cuadrada construida en hormigón y metal. “Una neuma es un signo que se utilizaba en los inicios de la escritura musical, y el hueco generado dentro es una redonda, una de las principales notas que se utilizan hoy en día y probablemente en el futuro”. 
La escultura es capaz de generar sonido ya que es atravesada horizontalmente por unas tuberías perforadas diseñadas para producir sonido al ser recorridas por el viento. 
Una de las esculturas que incorporan elementos naturales es la de Isabel Llanos, estudiante de Navarra. Se inspira en las dos cabezas de bronce situadas en el exterior de la estación de Atocha, en Madrid, obra de Antonio López, y plantea una alegoría a la música a través de una cabeza en la que los oídos son el rasgo más detallado. “El conjunto está rodeado por unas varas metálicas horizontales y verticales que recuerdan a un pentagrama, con la reproducción de varias notas musicales en la parte superior”. La base de la pieza consiste en un tapiz de césped, ya que Llanos considera que “es bastante elegante trabajar con elementos de la naturaleza”. 
Entre las piezas presentadas por el resto de alumnos hay figuras que recuerdan a instrumentos o elementos abstractos concebidos en diferentes materiales, desde acero corten a hierro forjado. 
La exposición puede verse gratuitamente en la Sala del Vicerrectorado del Campus de Teruel hasta el próximo 9 de abril. Ese día los autores recibirán la visita de algunos de los miembros del estudio de arquitectura turolense Laredo Torres, autor del proyecto del Conservatorio de Teruel, para mantener un encuentro y un intercambio de ideas con los estudiantes de Bellas Artes.