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Los dos agentes asesinados por Igor el Ruso no habían desenfundado cuando fueron atacados Los dos agentes asesinados por Igor el Ruso no habían desenfundado cuando fueron atacados
Feher, este viernes llegando a la Audiencia. EFE/Pool

Los dos agentes asesinados por Igor el Ruso no habían desenfundado cuando fueron atacados

"No disparó más porque no tenía más armas, ya que descargó todo lo que tenía", dice un experto
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Los dos guardias civiles asesinados por el criminal serbio Norbert Feher, Igor el Ruso, en una zona rural de Andorra la noche del 14 de diciembre de 2017 junto a un ganadero no habían desenfundado todavía sus armas cuando recibieron los primeros disparos efectuados a sus espaldas por el procesado.

Los especialistas en balística del Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil que han comparecido en la quinta sesión del juicio con jurado que se sigue contra Feher han explicado que las pistolas de los agentes Víctor Romero y Víctor Jesús Caballero recibieron impactos de bala de su atacante mientras aún permanecían en sus fundas.

A instancias de la representante fiscal, que ha incidido en que el ataque hecho por el acusado fue por sorpresa y por la espalda, estos expertos han destacado que la ausencia de heridas en las manos de los guardias revela que no las estaban empuñando en esos momentos sus armas, ambas sustraídas por Feher tras los crímenes.

Además, han proyectado una reconstrucción en 3D de los dos escenarios de los crímenes a partir de la ubicación donde fueron localizados los casquillos de las balas disparadas por Feher, uno de los escasos momentos en los que el procesado se ha movido dentro de su jaula de cristal para ver el vídeo.

A partir de los indicios obtenidos, han argumentado que Iranzo recibió un impacto en el corazón a menos de tres metros de distancia cuando trataba de entrar en la caseta de su propiedad a la que había accedido previamente Feher, y otro en el brazo cuando trataba de huir.

En la exposición de la reconstrucción virtual de los asesinatos de los dos agentes, los especialistas han explicado que el procesado disparó en primer lugar desde la parte trasera de la furgoneta del ganadero y momentos después desde detrás del coche oficial de los guardias, cuyos cuerpos quedaron a uno y otro lado del vehículo.

Han concluido afirmando que Feher hizo todos sus ataques de forma sorpresiva y que en el caso de los dos agentes, los primeros disparos los hizo por la espalda y a las caderas, donde tenían sus armas reglamentarias, y posteriormente los remató en el suelo.

"No disparó más porque no tenía más armas, ya que descargó todo lo que tenía", ha subrayado uno de los especialistas, que han incidido en el "uso desmedido" que hizo el procesado de sus pistolas.

Por otra parte, durante la vista se ha puesto de manifiesto que las autoridades italianas enviaron el perfil genético del criminal antes de que se cometieran los asesinatos, ante la sospecha de que pudiera haber huido a España después de cometer dos crímenes en el país transalpino.

Las pruebas aportadas han puesto de relevancia que la Policía Nacional recibió el perfil genético del procesado unos meses antes tras ser alertada de que podría encontrarse en Málaga o Cádiz bajo la protección de terceras personas.

Los miembros del equipo de biología del Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil de Madrid que han intervenido hoy en la vista se han referido a las numerosas muestras de ADN recogidas en los distintos escenarios en los que se desarrollaron los hechos hasta la detención de Feher, aunque en ese momento no disponían de su perfil genético ni tenían conocimiento de su presencia en Teruel.

Las muestras remitidas con posterioridad por los carabinieri permitieron confirmar a los investigadores de la Guardia Civil que el detenido era Norbert Feher, perseguido por las autoridades transalpinas por dos asesinatos y otro en grado de tentativa.

Otros especialistas que han comparecido en la vista durante la jornada de hoy han detallado, entre las distintas pruebas analizadas, la presencia de la huella de una de las botas de Feher en el chaleco de uno de los agentes asesinado, lo que evidenciaría que podría haberle pisado antes rematarle en el suelo.