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Médicos valencianos pasan consulta en Abejuela y La Cuba

Paco Carceller vive en La Cuba pero su tarjeta sanitaria es valenciana, al igual que la de los vecinos de La Cuba

Dos pueblos turolenses, Abejuela y La Cuba, son atendidos por médicos de otras Comunidades Autónomas.

Dos pueblos turolenses, Abejuela y La Cuba, son atendidos por médicos de otras Comunidades Autónomas. En el caso de La Cuba es el facultativo de La Mata de Morella el que pasa consulta los martes y los viernes. Todos los niños de la localidad han nacido en el hospital de Vinaroz, que es el que tienen de referencia, y para la asistencia sanitaria de emergencia se desplazan hasta Morella. Es el único pueblo del Maestrazgo que emplea los servicios sanitarios de la provincia vecina y se debe, según explica Paco Carceller, vecino de la localidad además de secretario de este Ayuntamiento y de otros de la comarca, a que está a 800 metros de altitud y es mucho más cómodo y seguro acceder a Castellón que subir hasta Cantavieja.

En el caso de Abejuela el facultativo de La Yesa se desplaza, al igual que el botiquín, los martes. Pertenecen al centro de salud de Titaguas y su hospital de referencia es el de Lliria, situado a 80 kilómetros. "A Teruel no podemos ir, no tenemos carretera, para llegar en invierno a la capital hay que dar toda la vuelta, lo que supone una hora más de camino", comenta la alcaldesa de Abejuela, Mari Carmen Civera.

Hasta la provincia de Teruel acuden los 1.734 vecinos de 18 pueblos de Guadalajara. Tienen el Obispo Polanco como hospital de referencia y allí les atienden los especialistas que no pasan consulta en Molina de Aragón. Sin embargo, Ángel Luis López, concejal del Ayuntamiento de La Yunta y portavoz de La Otra Guadalajara, se queja de que para las pruebas diagnósticas que no se hacen en el Polanco les derivan a otros hospitales de Castilla La Mancha como Guadalajara, Albacete, Toledo o incluso Ciudad Real, que está a 500 kilómetros de algunos de los municipios frente a los 200 que hay hasta Zaragoza, que es donde les gustaría que les atendieran.

También los pueblos del rincón de Ademuz, en Valencia, reciben atención sanitaria especializada en la provincia de Teruel. Así, los habitantes de Casas Bajas, Casas Altas, Torrebaja, Castielfabib y Vallanca son atendidos en el Hospital Obispo Polanco de la capital.

Los vecinos de Herbés, en la provincia de Castellón, tienen tarjeta sanitaria aragonesa porque, como explican desde el Ayuntamiento, están a solo 4 kilómetro de Peñarroya de Tastavins, donde hay centro de salud, y a 16 de Morella, "pero para llegar hay que atravesar el puerto de Torre Miró, la salida por abajo es más fácil y si hay una emergencia abren antes la carretera", dicen. El hospital que le corresponde es el Comarcal de Alcañiz.

En la actualidad se está trabajando en nuevos acuerdos en materia sanitaria con la Comunidad Valenciana. El director provincial de Sanidad, Pablo Castellote, comentó que van a negociar una colaboración para que el medio sanitario más cercano se haga cargo de la atención en situación de emergencia. El responsable puso como ejemplo el servicio de radioterapia, que un vecino de Sarrión recibe en Zaragoza, que está a 200 kilómetros, cuando Valencia se encuentra a solo cien.

Hace unas semanas se firmó un acuerdo entre las áreas de Educación del Gobierno de Aragón y la Generalitat Valenciana para que los alumnos del Maestrazgo puedan asistir a Vilafranca para cursar el Bachillerato. Aunque están incluidos los 15 pueblos, la previsión es que para el próximo año se desplacen un total de doce chavales de Cantavieja, Fortanete, Tronchón y La Iglesuela del Cid. "Hasta ahora no tenían otra opción que ir a Teruel", dice Ángel Contreras, secretario de la sección de Secundaria Obligatoria del Segundo de Chomón de Cantavieja.

El responsable especifica que hasta Vilafranca hay 19 kilómetros frente a los 90 que separan Cantavieja de Teruel y que hacen que actualmente tengan que estar internos en la capital. Este convenio garantiza la viabilidad del ciclo en Vilafranca del Cid, donde hasta ahora no había Bachillerato y los alumnos también tenían que permanecer de lunes a viernes en Morella.

Los niños de Abejuela –en este momento, dos– se desplazan a diario a Alpuente (Valencia) para cursar la Educación Primaria. La alcaldesa de la localidad, Mari Carmen Civera, explica que "de momento no hay servicio de transporte y los padres los llevan a La Yesa, donde cogen el autobús hasta Alpuente". La responsable municipal indica que Manzanera "no es que esté más lejos, es que no hay carretera" y añade que si contaran con una vía en condiciones tal vez se plantearían acudir a clase allí.

Los alumnos de Calaceite tienen como instituto de referencia el de Valderrobres pero hay unos pocos que prefieren desplazarse a Gandesa para cursar la Secundaria. En este caso lo hacen a título particular y costeando de su bolsillo los desplazamientos.

Uno de los problemas a los que se enfrentan los alumnos de pueblos limítrofes es que debido a la gran distancia hasta las capitales presentan una gran movilidad del profesorado. En este sentido se pronuncian los padres de colegios como los del Matarraña, que llevan a sus hijos a CRAs periféricos y aseguran que cambian de maestro cada año.

Plantean la necesidad de estudiar fórmulas para evitar esa movilidad aunque reconocen que la solución no es sencilla puesto que no tiene nada que ver un pueblo que esté a 20 kilómetros de Teruel con otro que está lejos tanto de Teruel como de Zaragoza y, por tanto, es un destino del que los docentes quieren irse cuanto antes. La consejera de Educación, Cultura y Deporte, Mayte Pérez destacó hace unos días en una visita al CRA Teruel 1 que van a estudiar la especificidad de la escuela rural y trabajan en un plan global que, entre otras cosas, pretende estabilizar las plantillas.

Tarjetas sanitarias y despoblación

Los problemas que en el último año han tenido los ciudadanos de Teruel que han necesitado atención sanitaria en otras Comunidades Autónomas se han traducido en un descenso en la población de algunos pequeños municipios como La Iglesuela o Abejuela. También es el caso de Tronchón, cuyo alcalde, Roberto Rabaza, explica que ha perdido 14 vecinos, lo que supone un 17,5% de la población. Se trata de personas mayores que viven parte del año en Tronchón y otros meses con los hijos en ciudades como Castellón y Barcelona. "Aquí el médico les atiende sin problemas, pero allí no y por eso se empadronan", comentó el primer edil de Tronchón.

El director provincial de Sanidad, Pablo Castellote, reconoció que este tipo de incidencias se producen y anunció que están negociando con la Generalitat Valenciana que los vecinos de estas zonas limítrofes "se puedan desplazar y reciban el servicio sin perder su identidad, sin necesidad de empadronarse en otro sitio". También el presidente de la Diputación de Teruel, Ramón Millán, destacó la importancia que tiene llegar a acuerdos en este sentido porque para los pequeños pueblos turolenses perder población por estas cuestiones supone una grave sangría. "El problema de las tarjetas sanitarias no ayuda a frenar la despoblación", matizó el responsable provincial.

Autor:M. C. A. Teruel