Síguenos

"Recuperar la historia de las madereras desde el arte aporta la parte vivencial"

Carmen Martínez, en Albarracín donde impartió la conferencia en la jornada sobre patrimonio

En la Sierra de Albarracín hace tiempo que se han dado cuenta que el legado que hay que conservar del pasado no se reduce solo a las piedras de las iglesias, los cuadros o los libros que nos cuentan lo que fueron otros tiempos

En la Sierra de Albarracín hace tiempo que se han dado cuenta que el legado que hay que conservar del pasado no se reduce solo a las piedras de las iglesias, los cuadros o los libros que nos cuentan lo que fueron otros tiempos. Más allá de lo material hay un trasfondo social, tal y como se puso de manifiesto en la VI Jornada de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Sierra de Albarracín que se celebró el pasado sábado. Y un ejemplo de ello es la industria maderera de la Sierra de Albarracín, un sector económico muy importante tal y como reivindicó a investigadora Carmen Martínez Samper, miembro del Grupo de Investigación H70 (los) Usos del Arte de la Universidad de Zaragoza, que durante una de las conferencias explicó la investigación que ha iniciado sobre el sector.

- ¿Por qué fijó su atención en esta parte de la historia de la Sierra de Albarracín?

- De las cuatro empresas que empezaron en torno a los años sesenta Maderas Calvé es la única que todavía funciona. El resto han ido cerrando sobre todo porque no ha habido relevo generacional. Con el boom turístico parece que se está dejando a un lado y creo que es una parte de la historia importante; dio trabajo a muchas familias, vino gente de pueblos de alrededor y activó la economía local.

- Habló de este estudio en una conferencia titulada Espacios en desuso: Arqueología industrial. Trabajo y observatorio, pero no parece que la madera encaje en este perfil ¿no?

- Cuando hablamos de arqueología industrial parece que hablamos más de la siderurgia pero a mí me gusta más hablar en pequeño, porque creo que también lo pequeño es grande.

Los que iniciaron estas empresas eran gente local, con el interés de ampliar sus pequeños talleres, a crear empleo, con pocos estudios por no decir nada, simplemente hombres que se hacían a sí mismos. Ahora que se habla tanto de emprender, pienso mucho en que aquellos sí que eran emprendedores.

- ¿En qué empresa centra su investigación?

- La fábrica de mi familia es Maderas Martínez, que primero estaba en Orihuela y luego para ampliar es cuando se instalaron en Albarracín en 1957. Al principio en el pueblo y luego el polígono industrial, hasta que cerró en 2004.

Crearon la infraestructura que va desde la compra de la madera en el monte, la tala, la transformación y la venta. Era una infraestructura bastante compleja.

Se movían entre la provincia de Teruel, Cuenca y Guadalajara. Compraban la madera que se subastaba en los ayuntamientos, para los que era una fuente de recurso, y además generaba desarrollo en otros sectores como los arrastraderos y otra gente del pueblo.

- Visto así, claro, es una parte de la historia importante para mucha gente de la sierra

- Es patrimonio inmaterial. Ahora se están poniendo en valor este tipo de iniciativas aunque en otra escala, como puede ser el Matadero de Madrid como lugar de iniciativas culturales o las minas de Escucha y Utrillas, que se recuperan para visitarlas turísticamente.

En el arte contemporáneo esos espacios tan grandes, las luces cenitales, que se vea la estructura… todo eso funciona muy bien.

- ¿Cómo está abordando la investigación?

- Hacemos una contextualización del patrimonio industrial pero realmente lo que pretendo no es que se revitalice de esa forma sino que no caiga en el olvido.

- ¿Pero hay infraestructuras que se podrían recupera como el ejemplo que ha puesto de las minas?

- Principalmente en este caso son propiedades privadas, y eso lo dificultaría. Sí se mantienen elementos como las herramientas, las líneas de funcionamiento pero por lo menos me gustaría que hubiera una catalogación al menos fotográfica.

- Habría que pasar entonces aún de la fase de olvido a la de catalogación ¿no?

- No se si existe o no pero he estado recuperando material y no he encontrado esa catalogación. Y sobre todo, puedo hacer las fotografías en el desuso pero no en el uso y he tenido que recurrir a mi familia para recuperar fotográficamente. Se que la empresa se abrió en su día a facilitar la grabación, a hacer visitas, asistir a ferias pero solo he encontrado unas imágenes.

De todas maneras, no lo voy a hacer como una catalogación estricta, sino como intervención artística. Desde el arte lo que hacemos es repensar la arquitectura, podríamos hacer intervenciones en este tipo de empresas, instalaciones no es pensar solo en la cuestión museística sino que hay otras posibilidades. Y hay que ponerse a trabajar.

- Se trata de una investigación inicial, ¿es la primera vez que la da a conocer?

- Hace un par de semanas que empecé a comentarla en el grupo de trabajo de la universidad con la excusa de los territorios en desuso. Estoy viendo qué metodología podría utilizar, tendría que hablar con las personas que me podrían aportar información y los vídeos que se han hecho, tengo uno.

Sobre todo creo que lo importante es que se vean en funcionamiento porque yo te puedo explicar ese espacio pero sin ruido no significan nada; el movimiento de las máquinas, de los trabajadores, ver todo lleno de madera, de castillos que les decíamos…. Eso sería ahora imaginar lo que desde el arte decimos la poética del espacio: no es lo mismo lo que significa para mí que a ti, y esa parte más sentimental desde el arte me la puedo permitir.

Una cosa es la ficha con los datos, la producción, los trabajadores... pero desde el arte podemos aportar la parte vivencial. Nos interesa lo humano si no, no tiene sentido.

Autor: Elisa Alegre Saura Albarracín