

El título de este artículo tiene un profundo significado, en el que se señala que el servicio a los demás es un requisito imprescindible en la vida. Quizás, esta frase de la Madre Teresa de Calcuta nos sorprenda porque no hemos pensado en ella o más bien, todo lo contrario, ya que hemos asumido que el servicio a los demás es uno de los principales ingredientes de nuestro día a día. Hay personas como la Madre Teresa de Calcuta que han hecho del servicio el sentido de su vida, porque están convencidas de que servir a los demás les da vida, les engrandece y les llena de alegría.
Servir es ayudar sin esperar nada a cambio, es hacer la vida fácil y agradable a los demás, es olvidarse de uno mismo para ocuparse de los demás (...), con el único fin de contribuir al bienestar de otra persona. No se trata solo de prestar ayudas materiales, sino también de ofrecer nuestro tiempo, nuestras habilidades y, en muchos casos, afecto y apoyo emocional.
El beneficio que produce el servicio a los demás, es bi-direccional, tiene un efecto boomerang, ayuda al que lo recibe y al que lo realiza. El servicio proporciona un sentido profundo a nuestra vida, nos llena de satisfacción y nos proporciona bienestar. También, el servicio nos recuerda que todos necesitamos de los demás en algún momento.
Ante la pregunta de ¿cómo servir?, sin duda alguna, mi respuesta sería que en el servicio a los demás el ingrediente que no debe faltar es el cariño. Éste asegura que nuestra ayuda sea más personal y auténtica, no sea percibida como una obligación, y la persona se sienta más valorada. El cariño es el alma del servicio, ya que desaparecen las diferencias entre nosotros y la persona a la que ayudamos, porque prevalece el respeto hacia las otras personas.
Lo importante es que el servicio se haga desde el corazón y con la disposición de mejorar la vida de alguien dando lo mejor de nosotros mismos. El cómo del servicio depende de las capacidades y circunstancias de cada uno, pero todos podemos poner nuestro radar en modo on para realizar actos de servicio a lo largo de nuestra vida y de nuestro día a día, como por ejemplo: escuchar con atención; ofrecer nuestro tiempo; actos de bondad espontáneos; ofrecer nuestras habilidades o talentos; ser un apoyo emocional; participar en proyectos sociales u organizaciones benéficas; ser respetuoso y mostrar compasión (...).
Otra idea fundamental es pensar que servir nos hace más libres y felices. El servicio nos libera: del ego, de las expectativas externas, de la ansiedad por el futuro, de la dependencia, de las ataduras materiales (...). Al poner a los demás en primer lugar, uno se siente más libre y más comprometido con un objetivo que no depende solo de uno mismo. Así pues, puede decirse, que servir nos engrandece, ya que uno trasciende sus propias limitaciones y se convierte en una fuente de luz o apoyo para otros.
Al olvidarnos de nosotros mismos al ayudar a los demás nos sentimos más realizados y satisfechos, ya que nos centramos en las necesidades de los demás y en el impacto positivo que estamos generando. Todos hemos experimentado alguna vez que la felicidad no se logra simplemente acumulando cosas o buscando constantemente la satisfacción personal, sino que a menudo se encuentra en dar, en ayudar y en ser parte de algo más grande que uno mismo.
La gratitud y la alegría son otras consecuencias del servicio. Al ayudar, nos volvemos más conscientes de todo lo que tenemos y nuestra visión del mundo se torna más positiva y optimista. Además, el servicio fomenta virtudes como la empatía, la generosidad, la humildad y la paciencia, que nos transforman y contribuyen a un mundo más justo y solidario.
Servir no debe ser algo ocasional, sino un estilo de vida, un compromiso constante y desde el corazón con el bienestar ajeno. Es uno de los actos más poderosos que podemos realizar, no solo por el impacto que tiene en los demás, sino también por el crecimiento personal que genera. Si todos incorporáramos a nuestra vida el espíritu de servicio, sin duda transformaríamos el mundo y seríamos más felices.