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Los clavicos del abanico Los clavicos del abanico

Los clavicos del abanico

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Cruz Aguilar
No quiero entrar en polémicas partidistas ni en cuestiones que se salen de mi mera competencia de plumilla, pero me parece poco adecuado que el partido político más votado de la provincia en las elecciones nacionales de 2019 y el Gobierno de Aragón hayan tardado casi tres años en mantener una reunión para poner en común el trabajo que cada uno pretendía hacer y buscar fórmulas de apoyo para sacar adelante lo que a los de Teruel nos interesa, que es nuestra provincia.  Entiendo que a veces las cuestiones personales pesan más que lo que es políticamente correcto, pero cuando se mira por el interés general ese tipo de rencillas hay que aparcarlas a un lado y, finalizadas las elecciones donde ha decidido el pueblo soberano, mirar hacia el futuro y trabajar.  La reunión por fin se ha producido y esperamos que tenga efectos positivos para el desarrollo territorial turolense, porque, como supongo que ya todos los políticos tienen claro, las buenas palabras son insuficientes. Menos mal que se han encontrado ahora, porque dentro de unos meses, con la campaña más cerca y el interés de Teruel Existe por presentarse también a las autonómicas, hubiera sido todavía más complejo. En esta legislatura he tenido la sensación, como periodista, de que la campaña electoral no ha cesado. Los enfrentamientos entre los diferentes partidos han sido continuos, a todos los niveles e incluso entre los que comparten gobierno. Han trasladado a las instituciones las broncas por cualquier cuestión, fueran o no sobre un tema que afectara directamente a esa institución. Los debates por aspectos internacionales se han colado en lugares donde no correspondía ponerles solución, pero han servido de excusa para reavivar la llama de la bronca. Llevo 20 años trabajando como periodista y aun me pierdo con los entresijos de la política. Pero antes eran todo habas contadas, había dos grandes partidos y la balanza la inclinaba siempre el clavico del abanico, que decía siempre José Ángel Biel. La irrupción en escena de nuevos clavos para un abanico que no ha cambiado de tamaño complica la situación. Ya nos podemos atar los machos.