

Con mucha frecuencia escuchamos quejas sobre la limpieza de las ciudades: que si los equipos de limpieza no funcionan, que si la organización es un caos… o no sé cuántas cosas más.
Creo que, antes de juzgar cómo trabajan los profesionales de las empresas contratadas, sería interesante reflexionar sobre cuál es la actitud respecto al cuidado que los ciudadanos prestamos a los lugares y entornos públicos en los que vivimos.
No es la primera vez que veo bolsas de basura tiradas junto a las papeleras de la calle El Salvador de Teruel. No sé si las deposita algún vecino o empleados de los comercios cercanos. Sea como fuere, no es el lugar adecuado para dejar basura a la vista de todo el mundo, y menos en una calle con tanta confluencia de turistas y visitantes.
Exigir tener una ciudad limpia pasa, previamente, por el deber de responsabilizarnos a nosotros mismos de ensuciar lo menos posible. Esto no solo hace referencia a las bolsas de basura, sino también al cuidado que deberían tener los dueños de mascotas respecto a la recogida y limpieza de los excrementos.
Si lo que he escrito hasta ahora es una petición a los ciudadanos respecto a sus obligaciones cívicas, ahora me gustaría referirme a la dejadez por parte de los servicios municipales sobre el mantenimiento de los sumideros de aguas pluviales en la ciudad de Teruel.
Muchos de ellos tienen las rejillas taponadas por suciedad, basura, hojas y restos de poda, y no cumplen su función de evacuar el agua que se acumula cuando llueve.
No sé si corresponde a la empresa contratada para la limpieza, a la que se encarga del suministro de agua y residuos, o a los ayuntamientos. Si no saben a qué me refiero, les recomiendo que revisen los sumideros del casco histórico, plaza Playa de Aro, Sanz Gadea, Ruiz Jarabo…
Por cierto, agradezco al ciudadano que, con su azada, su escoba, un palo y un pozal, liberó de barros y basura el tapón del sumidero del Rincón del Beso. Me explicó que habían sido muchas las llamadas al Ayuntamiento pidiendo su limpieza. Como para enviar a los turistas a que vean una de las mejores vistas de Teruel, o se den un beso.