Hace unas semanas, tuve la oportunidad de participar en unas jornadas nacionales de impulsores del voluntariado en Santander. Además de aprender mucho en las distintas actividades, lo más enriquecedor fue el intercambio de experiencias y la amistad que nos transmitimos entre compañeros.
Durante uno de los talleres, Pilar compartió una historia de su familia que logró emocionarnos a todos. Ya me la había contado el año pasado, pero en esta ocasión pude anotarla, convencido de que merecía la pena escribirla para los lectores del Diario de Teruel.
En la clase de uno de los hijos de Pilar, la profesora pidió a los niños que dibujaran a sus familias. Mientras recorría el aula, viendo los dibujos de padres, hermanos y abuelos repartidos por la libreta, la profesora se detuvo ante el dibujo del hijo de Pilar: había hecho una casa, sin ninguna persona visible. Pensando que tal vez no había entendido el ejercicio, le repitió las instrucciones. La respuesta del niño fue clara y contundente: “Están todos dentro”.
La respuesta desconcertó a la profesora, porque lo habitual es que los niños plasmen en el papel a los miembros de su familia, dándoles forma y presencia. Pero en este caso, la familia no era solo un conjunto de figuras: era un espacio íntimo y compartido. Todos estaban reunidos dentro de la casa, arropados por el mismo techo, protegidos del mundo exterior, compartiendo el calor del hogar, la comida y las risas.
Reflexionando sobre esa escena, comprendí que la familia es mucho más que la suma de sus integrantes. Es el tiempo que se vive juntos, el espacio que se habita y las memorias que se van tejiendo en cada rincón de la casa. Nos une no solo la cercanía física, sino esa complicidad invisible hecha de recuerdos, abrazos y gestos cotidianos, que nos acompaña toda la vida. Quizá el verdadero sentido de la familia reside ahí: en el amor silencioso, en el servicio desinteresado, en la calidez de lo pequeño y lo invisible. En el hogar que, más allá de sus muros, se construye cada día con cada gesto, y permanece para siempre en nuestro corazón.
