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Destrucción Destrucción
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Elena Gómez

La Guardia Civil en La Rioja destruyó esta semana 2.000 artículos deportivos falsificados. Genial. Las marcas respiran, los titulares celebran el golpe al mercado ilegal y todos duermen tranquilos. Todos, menos el planeta. Porque lo que no aparece en el comunicado es el humo, los microplásticos y el derroche monumental que implica convertir ropa en basura industrial “por protocolo”.

La sostenibilidad es la bandera institucional del momento. Se nos llena la cabeza con términos como economía circular, reciclaje, aprovechamiento de recursos… Pero basta con que la ropa tenga un logotipo no autorizado para que todo eso se olvide y se active la trituradora. Destruir es más rápido, más barato, más fácil. Lo ecológico, en cambio, exige dar una vuelta de tuerca. Nadie pensó en un uso social, educativo, incluso industrial, de esas prendas. Hay mil formas de impedir que vuelvan al mercado sin convertirlo todo en residuos. Pero eso implica voluntad, planificación y una pizca de innovación, cosas que escasean en las intenciones públicas.

El discurso oficial se escuda en la ley: la falsificación hay que erradicarla. Y sí, es cierto. Pero la ley no obliga a ser ciegos ecológicos. Lo que estamos viendo es una absoluta falta de imaginación institucional para aplicar la normativa sin seguir alimentando vertederos y chimeneas. Nos llenamos la boca con palabras como “emergencia climática”, pero cuando llega el momento de actuar con coherencia, ganan la comodidad y el miedo jurídico.

Y ojo, la responsabilidad no es solo institucional. También es nuestra. Seguimos comprando falsificaciones como si fueran una travesura sin consecuencias. Pero detrás hay explotación laboral, crimen organizado y ahora, también, toneladas de residuos evitables que terminarán en el aire que respiramos.

Se debe combatir la piratería sí, pero con cabeza. Porque lo único que estamos quemando así, además de ropa, es credibilidad. Y recursos. Y la poca coherencia que le queda a este sistema que nos pide ser ecológicos… mientras alimenta trituradoras con ropa nueva.