Síguenos
Cortinas de humo: tapemos las majaderías con un estúpido velo Cortinas de humo: tapemos las majaderías con un estúpido velo
EFE

Cortinas de humo: tapemos las majaderías con un estúpido velo

banner click 244 banner 244
Francisco Herrero

Lunes, 10 de agosto. La mentira

El submundo de la comida rápida está lleno de bajas pasiones. O eso parece. El tren de vida del máximo jefazo del Big Mac hasta hace unos meses, Stephen Easterbrook, está en la cuerda floja. La compañía finiquitó la relación tras conocerse que había intercambiado ciertos mensajillos subidos de tono con una empleada. El pecadete se zanjó con 42 millones de dólares en la cuenta del ejecutivo a cambio de no hacer sangre con el asunto.

Sin embargo, la herida era más profunda porque se ha filtrado que el directivo mantuvo algo más que palabras subidas con al menos tres compañeras de trabajo. Y por eso la empresa reclama ahora al que fuera gerente la devolución de la indemnización millonaria. La moral de la sociedad más avanzada del planeta y los valores de la cadena global de restauración no toleran la mentira. Lo de menos es que algún carguillo haya tenido la mano demasiado larga, aprovechándose de una relación de poder. Eso se puede perdonar. 

Martes, 11 de agosto. El salto

Oregón Televisión ha dado el salto nacional a través de las cadenas de Mediaset. Esta noche se ha estrenado el programa tanto en Telecinco como en Factoría de Ficción. Me cuentan que las redes sociales han echado humo porque el humor oregonés es demasiado particular. El público oregonés, por su parte, se ha lanzado en tromba contra las críticas de la opinión mesetaria opresora. Para rendir nuevas glorias a España ya está el pueblo valenciano.

La reacción local a este fenómeno televisivo refleja la existencia de un profundo y folclórico sentimiento oregonés incapaz de cuestionar ningún producto autóctono. Si es de aquí, es bueno. No hay discusión posible. Y, lo más curioso, la ola provoca que esa corriente se arrogue en la supuesta idea de toda la población oregonesa, ocultando cualquier matiz. Los ingredientes para elaborar el caldo de Oregón Existe están en la olla. Solo falta cerrar la tapa.

Miércoles, 12 de agosto. Las vacaciones

Portadón, de Diario de Teruel. Si las vacaciones de Fernando Simón protagonizaron alguna página del ABC, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, se ha asomado a la fachada de este periódico por elegir el Matarraña para una escapada veraniega. ¿Por qué el descanso del alto cargo político ha recibido menos reproches que la tabla de surf del doctor Simón? Yo tengo las claves.

La primera, que Illa ha elegido Teruel. Concretamente la Toscana aragonesa, como he vuelto a leer por ahí a pesar de haber desmontado en esta página, no hace mucho, el mito exótico de los valles italianos. Si el gobernante viene a nuestra tierra, todo el mundo a callar. Si hubiera viajado a la localidad vecina de Horta de Sant Joan, ya le estaríamos criticando por irse de picos pardos con la que está cayendo.

Y la segunda, no menos importante, que le ha acompañado en el periplo el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella. Con la iglesia hemos dado, Sancho. Si te rodeas de juventud y ondas surferas te expones a un juicio más expeditivo que si te echas a los brazos de un purpurado.

Jueves, 13 de agosto. El apetito

El colega Javier Lizaga rememoraba ayer con “uno de los sitios más maravillosos que he pisado es el Masái Mara” que echa de menos viajar. Y a mí me ha recordado una publicación del profe Oriol Nel·lo que leí a primeros de esta semana. Te cuento.

Nel·lo ha escrito sobre las expediciones insólitas a las que nos habíamos acostumbrado y se cuestiona si esas aventuras son necesarias y útiles. Pone los ejemplos de Bali y Vietnam. Sin ningún género de duda, Vietnam es un destino auténtico y Bali una invención turística. La paradoja radica en que al visitar Vietnam, ese lugar genuino deja de ser puro y virgen. Del mismo modo que la supuesta llamada del campo solo se explica por el deseo de volver a unas formas de vida que ya no existen, los viajes de placer extravagantes solo pretenden evocar una realidad liquidada por nuestra presencia.

¿Qué? ¿Te apetece volver a ser un peregrino en el camino o se te han quitado las ganas? Está seguro que tienes más apetito que nunca. Tal y como indica mi profesor, citando a Claude Lévi-Strauss, lo importante de esas excursiones exclusivas es que se sepa que las has hecho.

Viernes, 14 de agosto. La prohibición

Es un hecho. Todas las comunidades autónomas, con la excusa del coronavirus y más pronto que tarde, van a prohibir fumar en cualquier espacio público si no se puede mantener la distancia interpersonal. Hordas sociales, con una sutil pátina progre, aplauden una medida cuya evidencia científica, tan necesaria hoy en día, se cuestiona o no existe. Y esa misma gente propone reprimir, por ejemplo, hablar a voces. Total, ya que estamos, condenemos cualquier detalle que tú, menda, consideres molesto. La prohibición es el leitmotiv de nuestro país. “Hay que prohibir más. Saldremos mejores”, ironiza el periodista Antonio Ibáñez.

El nuevo veto ha llegado en el momento en que se evidencia la segunda joroba al camello de la gráfica. Espero con fruición cuáles serán las nuevas invenciones para aplanar la curva. ¡Qué pena no tener la pasta de Juan Carlos I y exiliarme, comunicado mediante, a algún lugar donde el Estado no me considere un individuo con retraso!

Sábado, 15 de agosto. La verificación

Sigo dándole vueltas a las afirmaciones del decano del Colegio de Biólogos de Euskadi, Jon Ander Etxebarria. Ha cometido la falta de publicar con el membrete de la organización un texto crítico sobre las medidas que las autoridades están tomando para prevenir la pandemia. Lo he leído y me ha parecido tan válido como cualquier otro texto escrito por un científico. Sin embargo, es crítico con algunas decisiones políticas que se toman en España por dirigentes de todo el espectro ideológico. Y por eso ha aparecido la dictadura de la verificación. Hay que defenestrar la opinión científica de Etxebarria, subestimando su trabajo como jefe de control de calidad del agua en Bilbao. Y ya no sé qué creer.

De un tiempo a esta parte ha cobrado relevancia la asociación Maldita, que se encarga de decidir bajo un prisma periodístico si algo es verdad o mentira. La ciudadanía no es capaz de distinguir la realidad de la ficción. Maldita está en todas partes, pues los medios han decidido externalizar la investigación y recurren a estos inventos. Como el coronavirus da pie a mucha información basura, es Maldita quien dictamina qué es procedente y qué no. No es necesario que pienses.

Domingo, 16 de agosto. La castaña

Miguel Bosé lidera la difusión de la manifestación que va a tener lugar esta tarde en la plaza de Colón de Madrid y que aspira a reunir un millón de personas. El motivo es quejarse por el uso obligatorio de mascarilla “a todas horas y en todos los lugares públicos (aunque estés solo)”. Y, oye, que es lo que estoy reivindicando yo a todas horas. Pero hay peros.

Quienes organizan quieren concentrar miles de personas, lo que obliga a tener muchas precauciones, y por eso ven sensato llevar puesta la mascarilla. Pero no por cuestiones sanitarias, sino para evitar la disolución de la concentración o los arrestos policiales. La mascarilla, además, va a servir de pancarta con mensajes como “dióxido de cloro”, “todo es mentira” o “Vil Gates”. ¡Menuda castaña de compañía que tengo en este viaje a favor del sentido común!

La foto de la semana / Gracias por venir

Que Leo Messi se va. Ha hecho falta una humillación histórica, como han calificado los principales medios catalanes el resultado del partido FC Barcelona-Bayern Múnich del viernes en Lisboa, para que el argentino se plantee de verdad irse del equipo que le ha dado la fama. Supongo que cualquier liga emergente, incluso algún club europeo de relumbrón con ansias de mejorar la cuenta de resultados, estárá en disposición de pagar por la estrella gigante roja.