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Patatas anónimas: la soledad solo puede suplirse con mimos Patatas anónimas: la soledad solo puede suplirse con mimos

Patatas anónimas: la soledad solo puede suplirse con mimos

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Francisco Herrero

Lunes, 9 de noviembre. La patata anónima

Dos patatas medianas a domicilio, cinco euros con noventa. Me las quitan de las manos. Te voy a describir con detalle el funcionamiento de la más innovadora empresa emergente española. Alfredo Martínez se ha quedado en paro temporal por la pandemia y no se le ha ocurrido otra cosa que fundar una compañía que envía patatas a domicilio. Pero no son patatas cualquiera. Son patatas con mensaje. El cliente compra una patata, decide el mensaje y quién va a recibirla. A los pocos días, la patata llega a destino dentro de una preciosa caja de cartón. Algunos de los mensajes tipo son “eres mi patata caliente” o “te quiero patatoda la vida” (sic).

Hasta ahora he detallado el uso del primer tubérculo, pero ¿y el segundo? El segundo se dona a un banco de alimentos. Una iniciativa tan novedosa ha de tener una marcada faceta humanitaria. Según leo en un artículo digital, el emprendedor sabe que la patata anónima acabará en la basura y tiene remordimientos. Lo cierto es que esta idea genial solo podía nacer en el país donde si cierra la hostelería se hunde la economía. ¡Bendita esta tierra que me vio nacer!

Martes, 10 de noviembre. La parrilla

El día se abre con la noticia de que la página de internet de la Generalitat de Catalunya para solicitar la ayuda de dos mil euros para negocios que han tenido que cerrar de forma temporal por la pandemia ha colapsado. No es un fallo técnico. Es que se ha acabado el dinero a las pocas horas de entrar en funcionamiento. Había que estar al loro para colocarse bien en la parrilla de salida y ya me veo a sobrinos espabilados y gestorías a porcentaje apretando F5 sin parar.

Con la excusa de la pandemia nos estamos acostumbrado a que las administraciones estén entregando subvenciones por orden de llegada como casi único criterio de concesión. Yo ya he tenido un par de experiencias así en estos meses. El dinero público está regando las economías particulares pero, estoy convencido, no llega a quienes más lo necesitan. La conciencia de quienes gobiernan se queda tranquila porque los fondos se reparten. Lo que refleja la situación es que si se realizan comprobaciones y se aplican criterios justos, la ayuda siempre llega tarde. Lo mismo que con la vacuna de Pfizer y BioNTech que se acaba de anunciar: si se cumplieran los plazos de seguridad habituales en la industria farmacéutica, el medicamento llegaría tarde.

Miércoles, 11 de noviembre. Astracanada

Las pieles en las que se envolvió Juan Carlos I durante una visita a Asia central me han recordado al astracán, aunque poco o nada tenga que ver con el exótico pellejo de la imagen difundida para causar todo el mal posible. El mismo mal que alguien quiso causar cuando se sacó de la manga la imagen de la cacería del elefante.

La contraportada de la semana pasada nombraba de pasada la astracanada y hoy veo que era algo premonitorio. Esto de Juan Carlos I ya es una comedia que provoca risa utilizando el disparate, el retruécano, las falsillas sentimentales y los juegos toscos de palabras. Si la figura más importante de la astracanada era el fresco, la principal imagen de la vida del monarca es la campechanía bochornosa.

Jueves, 12 de noviembre. Los Plómez

Bélgica siempre está a la vanguardia de las tendencias sociales. Lo del encierro es un rollo y el populacho no aguanta más. Así que los científicos del gobierno han ideado el concepto de “compañía para mimos”. Cada ser puede tener un referente de mimos; las personas solteras, dos referentes. Por fin alguien ha pensado en una discriminación positiva para solterones y solteronas. Siempre nos toca pagar el pato.

Sé que estarás teniendo pensamientos impuros al leer esta noticia, pero la cosa es muy inocente. La cosa va de recibir visitas. No más de una persona en la misma vivienda. Y siempre la misma persona. 

Lo cierto es que el sistema es bastante complejo y para explicarlo con detalle necesitaría toda la página.

Se ha perdido la costumbre de recibir visitas inesperadas o con periodicidad fija. ¿Quién no recuerda el entrañable visiteo de los Plómez a los Zapatilla en las historietas de Zipi y Zape? Doña Jaimita no paraba de servir bocadillos a tutiplén y los gemelos estaban siempre ideando cómo librarse de la pareja autoinvitada. Ahora somos más de preparar gintonic para amistades en el hogar con ginebras prémium y frutas silvestres.

Viernes, 13 de noviembre. El negocio

El negocio es el negocio. Se ha sabido estos días que el primer ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, se ha sacado una paga extra gracias al anuncio de la vacuna contra el coronavirus. Nada más hacerse público el comunicado sobre la efectividad del medicamento las acciones de la compañía subieron como la espuma y el alto cargo vendió el 62% de los títulos que poseía de la empresa. Todo legal, pero con un tufo a purín que echa para atrás.

El pensamiento crítico consiste en poner siempre en cuarentena cualquier hipótesis. Como sociedad, estamos dando por hecho muchas premisas en los últimos tiempos y pecamos de ingenuidad, me parece a mí. Yo, que soy muy de buscar los tres pies al gato y dudar a todas horas, me siento desplazado. Ahora mismo estoy cavilando sobre el nuevo concepto de cuarentena que, como me soplan por el pinganillo, acaba de sugerir el Ministerio de Sanidad. Siempre a conveniencia de la situación.

Sábado, 14 de noviembre. La terracita

Leo en El Periódico de Extremadura que las calles de Cáceres se están llenando de terrazas cubiertas. Las noticias sobre el peligro de los aerosoles espanta al personal de los demonizados interiores de los bares. Y, bueno, las prohibiciones gubernamentales también tienen bastante que ver.

La pandemia ha acelerado un proceso que ya se vivía en cualquier ciudad de España. Las autoridades se vanaglorian de peatonalizar vías y afirman que el peatón gana más espacio urbano. Lo curioso es que, casi siempre, a los pocos días de cortar el tráfico rodado suelen aparecer más mesas y sillas en las terracitas o, como alternativa, más amplitud entre puestos. El peatón tiene que seguir haciendo eslalon entre sillas, mesas y mobiliario urbano de utilidad escasa.

Domingo, 15 de noviembre. “Cashsexual”

Mi economía va mal. Un año ya elaborando contraportadas en Diario de Teruel y no tengo ni para dar la entrada del apartamento en la Ciudad de Vacaciones. Por suerte, me acabo de enterar, puedo convertirme en cashsexual. El estadounidense Joe Kort ha escrito un libro, que todavía no está traducido a nuestra lengua, donde el cashsexual se define como hombre que mantiene relaciones sexuales con hombres homosexuales a cambio de dinero. Vamos, el chapero de toda la vida pero con un toque sofisticado.

Porque la motivación del cashsexual no es estar con otra persona del mismo sexo, sino recibir elogios y una recompensa económica. A mí me pone mucho el pecunio, para qué vamos a engañarnos. Hace tanto que no recibo alabanzas que ya no las echo en falta.

La imagen de la semana / A todo color

Hay que celebrarlo por todo lo alto. El Ayuntamiento de Zaragoza va a gastar, aunque hay quien prefiere definirlo como una inversión, setecientos mil euros en la iluminación navideña de la ciudad, un 75% más que el año anterior. La excusa es que los comerciantes quieren luces, esas mismas luces que faltan a ciertos líderes empresariales que salen mucho en los papeles. ¿Por qué nunca veo en las manifestaciones de la hostelería o el pequeño comercio a nadie de origen chino? En las grandes ciudades se quedan con todos los bares en traspaso y han colonizado los barrios con bazares. Espero que alguien me resuelva el misterio.