

Terminamos el mes de abril escribiendo sobre otro libro cuya lectura me produjo un gran impacto. Me refiero a El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad. Creo que es de las historias en las que el lector se va metiendo en las escenas con un realismo prodigioso, llegando a conocer a los personajes como si fueran amigos de toda la vida. Lo leí hace bastantes años y no recuerdo muchos detalles, me queda el poso que dejan los buenos libros. Suele ser habitual que en determinadas situaciones llegan a la memoria esas escenas rememorando sus historias. En esta ocasión me vino a la cabeza después de que un buen amigo me sugiriera que viera el documental titulado Congo: El barco del infierno.
Pienso ahora en la República Democrática del Congo y en las guerras que están librando. En la historia que narra Conrad ocurre algo parecido, el marfil, el caucho, los minerales preciosos, los diamantes, eran el reclamo de aventureros desalmados que trataban a las personas como auténticos animales, buscando exclusivamente el beneficio personal, despreciando la vida de los demás. Les invito a que lo lean, aunque les recomiendo que tengan cuidado, su prosa cuidada, la maestría en las descripciones, y sobre todo las aventuras del protagonista, hacen que se lea de un tirón. Pero no olviden mi recomendación: léanlo sin prisa, despacio, con calma.
Sólo añadiré de este libro que inspiró una de las películas más duras que se ha producido en la historia del cine, me refiero a Apocalypse now. En ella la violencia emana por todas partes. Tal vez lo más importante sean las magníficas interpretaciones de sus actores dirigidos por el gran maestro Francis Ford Coppola.
Y ya que acaba el mes de abril con la Feria del Libro, me gustaría felicitar a los libreros y a los floristas que han montado sus puestos en las plazas y calles de las principales ciudades de Aragón. Los primeros muestran las últimas novedades editoriales y los segundos las rosas y centros florales a vender. Bonita mezcla en la que se conjuga la cultura, el conocimiento, con el amor y el afecto a quienes tenemos cerca. Ahora sólo falta ver en los bancos de los parques, en el autobús o en las terrazas de las cafeterías, a los niños, jóvenes y adultos leyendo un buen libro.
Es hermoso y bonito ver el interés por ser cada vez más humanos, rechazando la brutalidad que produce la ignorancia. Sí, regalen libros, pero léanlos también. Ah, y jamás tiren uno a la basura.