Síguenos
La diva y el cantautor La diva y el cantautor

La diva y el cantautor

banner click 244 banner 244

Trabajar en DIARIO DE TERUEL me permite vivir acodado en un balcón desde el que se ve pasar el día a día de esta provincia, estando al cabo de la calle de lo que se cuece en los hervideros políticos, sociales, culturales o deportivos.

Y desde esta atalaya privilegiada, que lo es, se detecta fácil a los tipos de personas que habitamos en este territorio común, vasto, grande e inabarcable, lastrado por nuestro problema endémico de ser cuatro gatos.

De todo ese tipo de paisanaje, hay dos que se replican con cierta frecuencia.

Está el turolense que suma y aporta, que crea y construye y que hace las cosas huyendo de los focos, incluso pidiendo perdón cuando se convierte en el protagonista. Es de esa ralea a la que un día le enseñaron aquello de que “de bien nacidos es ser agradecido” y lo ejecuta de forma natural.

Y enfrente está quien suma, aporta, crea y construye, pero lo remata haciendo todo lo contrario. Es de esos que un día agradeció cualquier mínimo gesto de atención y hoy, cuando le aplauden los del 7, cuando la propia Caballé le llama para decir que mola más su Madrid que el Aranjuez de Rodrigo, se sube a esa parra que ya considera suya por derecho propio.

Es esa persona que olvida las atenciones, las páginas y las informaciones que le dedicaste cuando no era nadie y que ahora las reclama y las exige, dándote lecciones de periodismo y de deontología profesional sin ningún rubor. Que te explica cómo y dónde deben ir las cosas, cómo se debe titular una noticia o que asuntos deben primar en la portada del periódico.

Es ese tipo de persona que un día te consultaba cada paso que daba, te pedía consejo y te compartía sus inquietudes y que hoy ya está por encima del bien y del mal, porque ahora habla con gente de aquí y de allá, porque recibe decenas de llamadas de teléfono y lo tiene todo aprendido. 

Siempre he valorado el esfuerzo de la gente que empieza y he intentado tener sensibilidad hacia el que necesita un empujón para darse a conocer. Y a la vez, siempre me ha entristecido ver ese cambio de actitud que algunos sufren cuando se convierten en divas tras muchos años de ser cantautores.