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Señor Pérez Señor Pérez
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Juan Corellano

Tolili, zoquete, anormal, subnormal, perrito faldero, imbécil, estafa… Estos son algunos de los calificativos que el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, ha dedicado en privado a exfutbolistas y entrenadores del equipo blanco, muchos con estatus de leyenda como Iker Casillas, Guti, Raúl González, Vicente del Bosque o Cristiano Ronaldo.

Estas opiniones a puerta cerrada del señor Pérez han sido publicadas por El Confidencial en una serie que se extendió durante toda la pasada semana. Como todo lo que rodea al fútbol, y más concretamente al Real Madrid, y más concretamente a su presidente, la información ha llegado acompañada de un notable seguimiento y una casi inevitable polémica, en este caso sobre su legitimidad y legalidad.

Los más críticos con El Confidencial apuntan al origen de las grabaciones que hay tras esta información, que se tomaron, presuntamente, sin el consentimiento de Pérez en diferentes momentos privados. En ese sentido, cuando estas cuestiones llegan a los tribunales, algo en absoluto inaudito en el periodismo y al parecer probable en este caso, la experiencia nos enseña que la justicia suele fallar a favor del periodista si existe un claro interés noticioso, aquel por el cual la población debiera conocer dicha información.

A mi parecer, esto queda más que demostrado en la sección de los audios publicados en la que Pérez reconoce haber utilizado su influencia para quitar y poner a directores de periódicos como Marca y, sobre todo, meter mano en la programación de una cadena pública como RTVE.

Algo más debatible sería, quizás, esa retahíla de faltadas y calificativos de otro siglo que Pérez dedica en privado a sus empleados, pues, me pregunto, sin una respuesta clara, ¿hasta qué punto son las opiniones de uno noticiables? Al mismo tiempo, de nuevo sin conseguir definir una opinión sólida, me digo que ese ‘ser quién eres’ algo tiene que contar a la hora de juzgar tus opiniones. Me niego a pensar que importa lo mismo una opinión cualquiera sobre Cristiano Ronaldo que la de su propio presidente y empleador.

Si algo tengo claro es que nadie, absolutamente nadie, sobreviviría a que sus opiniones privadas, esas que lanza sin tapujos cuando no hay quien las escuche, fueran sometidas a escrutinio público. Desde luego, yo no lo haría. Aunque, claro, yo no soy el señor Pérez, solo un pobre tolili.