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Eres tú Eres tú
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Raquel Fuertes

Esta mañana me he descubierto yendo a trabajar por el camino que te gusta a ti. Inconscientemente he cambiado mi rutina quizás para descubrir las ventajas de una calle menos transitada y quizás más silenciosa. Tranquila, como te gusta a ti.

Tal vez haya sido porque me preguntaste qué regalo quería y esta es la hora en la que no sé qué contestarte. Tantos años, tantos aniversarios, tantas celebraciones que, la verdad, resulta difícil no repetirse o no caer en la trampa de la tarjeta-regalo que todo lo puede y que siempre lleva el subtítulo “Me doy por vencido”.

Así que he seguido repasando a ver qué se me ocurría y el paseo se ha prolongado por los recuerdos, por los momentos que nos han llevado hasta aquí y confieso haber derramado alguna lagrimilla, pero, sobre todo, sonrisas y algún suspiro. Repasar viejas fotografías nos lleva a tantos recuerdos detenidos en el tiempo…

Tanto vivido, tanto por recordar, tanto por conmemorar y, también, momentos para el olvido. Imposible llegar hasta aquí sin atravesar malas rachas, sin cometer errores, sin superar obstáculos, sin convivir con temores… La vida también era esto y no sólo el almíbar de las películas de sobremesa.

Pero han sido más las risas, la complicidad, el compartir. Aprender, ceder, comprender, convivir, escuchar, soñar. Estar. Siempre. Con ilusiones y metas conjuntas que nada tienen que ver con la ambición y mucho con el compartir. Con no aburrirse jamás. Ni siquiera en silencio. Con no desear más que tener la oportunidad de recorrer la vida juntos y pensar que sólo estamos en la primera mitad de un viaje largo y apasionante, en el que hemos sumado dos seres maravillosos.

¿Qué pedirte, entonces? Quizás, precisamente, un viaje (sabes que con eso no fallas). Tal vez una tarde de compras (aunque puede que acabe cambiando lo comprado, como siempre). Una “experiencia”, que dicen los modernos (pero eso está complicado porque ya tengo más teclas que un piano y no estoy para parapentes). No sé pedir, lo sé.

Le he dado mil vueltas. ¿Cómo darte ideas (además, más de una, uf) si no se me ocurre nada? Quizás porque ya lo tengo todo. Y es que no tenía que haber invertido tiempo en pensar qué poner en mi lista de deseos. Mi regalo eres tú.