

La leyenda de Europa como potencia alternativa a Estados Unidos y a Rusia se agota. Es importante hablar claro y, como casi siempre, las voces principales en la reivindicación son de personas que tuvieron puestos muy importantes y ahora son directos y quieren que Europa aterrice en la realidad. Vean el ejemplo de Enrico Letta, ex primer ministro italiano, y el de Josep Borrell, ex Alto Representante europeo para la Política Exterior y Seguridad. ¡Cómo se les echa de menos a ambos en la política activa de primera línea; en Italia, España y Europa!
Este 2025, del que ya hemos consumido tres cuartas partes, ha sido vertiginoso. Comenzó el 20 de enero con la toma de posesión de Donald Trump, por segunda vez presidente de Estados Unidos. En pocos días se comprobó que todas las amenazas lanzadas en campaña electoral iban en serio: a la inmigración, a la política de aranceles, a Canadá, a México, a Groenlandia, a las universidades progresistas de su propio país…y a la Unión Europea. Enrico Letta, ex primer ministro e intelectual italiano, fue el primero en hablar claro: “Por primera vez, Europa ha descubierto que es una colonia de EE.UU”, declaró en abril, en Barcelona. Ofrecía Letta datos demoledores sobre la dispersión industrial europea: “en vez de seguir el ejemplo de Airbus, líder en aeronáutica, en Europa tenemos 80 operadores telefónicos en 27 países, o sea menos de cuatro millones de clientes como promedio, cuando la media norteamericana es de 107 y en China 467”. Vale eso para los bancos y otros sectores que debieran fusionarse, pero intereses nacionales, e incluso regionales, lo dificultan. Dimensión, integración e innovación son clave.
Borrell se centra en la batalla contra el genocidio de Gaza. Nunca fue anti israelí, lo que le da aún más valor a sus declaraciones, pero estima que es inadmisible lo que está sucediendo y reclama una firme respuesta europea. No hay conferencia -la última en la Universidad Menéndez Pelayo, en Santander- en la que no prosiga su batalla. “Europa no está haciendo nada y, si no se toma alguna medida concreta contra Israel, quedaremos inhabilitados para cualquier defensa de los derechos humanos.”
La situación de caos en el mundo con un Trump desarbolado, Putin y Netanyahu campando a su anchas y Europa con débiles liderazgos descubriendo su debilidad, exige políticos comprometidos, con capacidad de dirección y propuestas razonables, país por país.
En España hemos vivido un verano infernal por los incendios y desolador por la incompetencia. Liquidar políticas de prevención de incendios en algunas comunidades, incluso destinando más presupuesto a los toros, en algún caso, debía pasar factura y la pasó. Al fuego se sumaron las llamaradas verbales que nada resuelven y solo debilitan; al contrario, aunque cueste creerlo, hoy en el entorno de Pedro Sánchez se respira algún optimismo de continuidad, lejos del calvario del caso Cerdán de hace tres meses. Puede empeorar, sin duda, pero hoy es así.
De entre las declaraciones escuchadas, destaca la reina Letizia sugiriendo una “reflexión sobre las causas de la despoblación, fijando personas en el territorio“. El abandono trae desertización y el combustible de los matorrales en montes sin limpiar prende amenazante. Como iniciativa ejemplar, la de Vilamós, un pueblo de la Vall d’Aran, que ha creado un rebaño municipal a modo de brigada antincendios. Su alcalde y Paco Boya, secretario de Reto Demográfico, son los impulsores de la idea. Así, el fuego queda lejos de las casas. Ingenioso.