N o se alarme. Pero tampoco se extrañe. Porque el título de esta columna es correcto lingüísticamente hablando. No lo digo yo, lo dice la Real Academia Española (RAE), que es la autoridad competente en las cosas de nuestra lengua y que ha putoinfartado a medio país esta semana.
Resulta que la palabra “puto” o “puta”, aparte de ser un “adjetivo malsonante con calificación denigratoria” o un sustantivo que significa prostituto o prostituta y sodomita, también es ahora un “prefijo intensificativo”. ¿No putoalucinan? Yo, desde luego, sí.
Era la propia RAE la que contestaba a un usuario de Twitter que le preguntaba si la frase “ya verás cuando se puto muera” está bien estructurada. Para sorpresa de muchos, los que velan por “la unidad y el buen uso de la lengua española” contestaron que la frase no era correcta. Pero no porque la palabra “puto” ahí no pegara ni con cola, sino porque “debe escribirse unido a la base verbal sin guión, siempre que esta sea una sola palabra”. Es decir, así: “Ya verás tú cuando se putomuera.” ¿Es para putopegarse un tiro o no?
Resulta que esta no es la primera vez que esta Academia -con un presupuesto anual de 7 millones de euros- había dado por bueno el uso de semejante palabro como prefijo intensificador. En mayo del año pasado ya publicó un mensaje similar en redes sociales, aplaudido incluso por el ahora vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, que tuiteó ya por aquel entonces: “La RAE putomola”.
Debe de ser que el putolíder de Unidas Podemos usa a menudo esta forma de expresarse, que la propia Academia atribuye mayoritariamente a los jóvenes. Pero tampoco me extraña, porque servidor de ustedes, la primera vez que oyó a alguien diciendo “esto putomola un cojón” fue a un señor que roza los sesenta, viste como si tuviese una Harley aparcada en la puerta del garito y que, por supuesto, cree quitarse años hablando como un adolescente.
Yo, como periodista [que todavía no concibo cómo es posible que la RAE haya fusilado la tilde diacrítica de “sólo” cuando equivale a “sólamente”] aún estoy putonoqueado con estos dictámenes de la Academia. Almóndiga, asín, toballa, otubre o conflictuar son otras de esas cosas aceptadas pero dolorosas a la vista. Y es aquí donde llega el epicentro del asunto y que yo mismo desconocía: Resulta que la RAE no tiene como función “dar permiso” para usar ciertas palabras, sino que “se limita a recoger su uso”.
Y es que la Real Academia Española surgió de la necesidad de recoger en un diccionario de Autoridades (1737) el léxico español para que se viese “la grandeza y poder de la Lengua, la hermosura y fecundidad de sus voces”. En resumen, para evitar el bochorno que suponía para la España del Siglo de Oro no tener una guía similar a la ya existente en Francia o Italia para unificar criterios en la ortografía y gramática. Con lo que es putocierto que la RAE, aunque nos sangren los ojos, no es más que una institución que recoge “los usos y evolución del español” para indexarlo de cara a generaciones venideras. Punto y final.
El debate sobre cuestiones lingüísticas puede ser putoinfinito y putotedioso. Por eso, para hacer un poquito más atractiva esta columna, he puesto la foto de un Youtuber británico que también ha sido noticia y cuya historia ya les contaré otro día. Eso sí, los más ilustrados ya pueden decir, sin temor a equivocarse, que el chaval es “el putoamo” (junto y sin guión).