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Mejor acompañada Mejor acompañada

Mejor acompañada

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Elena Gómez

La felicidad es un concepto bastante relativo, los buenos momentos no suelen durar mucho. La verdad es que la vida es un duro tránsito durante el cual nos encontramos obstáculos y retos más o menos difíciles.

Por eso es importante contar con apoyos externos de aquellos que están cerca de nosotros. Sin ellos, muchas veces no podríamos hacer frente a los problemas. Esta es la razón por la que doy tanta importancia a la familia y a los amigos.

Dicen que la familia te viene dada, que no la eliges. Sin embargo, la genética y los hábitos de comportamiento hacen que esas personas con las que compartimos parentesco sean las que mejor nos comprenden.

Así que, cuando el destino te sorprende con una existencia repleta de dificultades, no puedes hacer otra cosa más que agradecer que se te haya premiado con una familia tan inmensa como la mía. Más allá del núcleo principal de la misma, cuyo respaldo es incondicional y continuo, tener una cantidad considerable de tíos y primos dispuestos a compartir ratos agradables y también a echar una mano cuando es necesario, es algo que no tiene precio.

Los amigos, por otro lado, los vas eligiendo a lo largo de tu existencia porque te aportan todo lo que no tienes en tu vida cotidiana. Con ellos vives tus experiencias más divertidas, tus anécdotas más rocambolescas y tus secretos más inconfesables. Pero son mucho más que eso, los verdaderos amigos son los que tienden su mano si los necesitas y los que perdonan tus defectos más irritantes.

Yo creo haber elegido bien. Tengo amigos de toda la vida, más recientes, de las redes sociales, de los estudios, del trabajo, del movimiento asociativo, de la política… La inmensa mayoría están al tanto de mis tribulaciones casi a diario y eso es un regalo vital de valor incalculable. 

Por todas estas razones, acepten un consejo. Aunque sean autosuficientes, hagan lo posible por no perder a sus seres queridos.