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Javier Silvestre

Ya se habrán enterado. Se ha aprobado la nueva Ley de Movilidad Sostenible. Yo, cada vez que leo la palabra “sostenible” me recorre por todo el cuerpo un escalofrío (igual me pasa con “empoderar” o “resiliencia”). Y es que esta sostenibilidad para el planeta es totalmente insostenible para nuestra provincia. Contaba ayer el Diario de Teruel que serán 62 los municipios donde se volatizarán las paradas de autobús, afectando a 10.000 turolenses. Estos son los cálculos iniciales. Y ahora llega la guerra política de cifras.

El Gobierno autonómico del PP clama al cielo ante semejante abandono de las zonas rurales. Quizás también porque les tocará a ellos suplir (si es que les viene en gana) con concesiones de transporte público comarcales las conexiones que ahora quitará esta nueva ley. En el PSOE, lo de siempre, lo que diga el líder-supremo-salvador-de-la-democracia-mundial. ¡Ah! Y que lo de Gaza es tema de máxima preocupación para los habitantes de Cabra de Mora (por decir un pueblo al azar). Luego está el pseudo díscolo de Sumar, Jorge Pueyo, que con sus trajes ejecutivos talla XS (quién lo ha visto y quién lo ve) dice que gracias a la Chunta, no se va a suprimir ninguna parada en ningún sitio, que se lo han garantizado. Parece mentira que no aprendan que les toman el pelo día sí, día también. Aunque es de agradecer que lo dijese en castellano y no en fabla: para las cosas importantes, mejor que no le pongan subtítulos.

Y yo, ¿qué quieren que les diga? Creo que estamos en lo de siempre: “Seguid pagando que nosotros ya iremos recortando”. Si la excusa es el planeta, pues el planeta. Y si es cualquier invento del presidente o de sus múltiples socios, pues pa’lante que diría aquél. Pensarán los afincados en capitales o pueblos grandes y bien comunicados que por qué tienen ellos que pagar un autobús a un municipio donde viven 10 abuelos. Pues se lo digo yo: porque esos 10 ciudadanos también pagan impuestos. Y porque en eso se basa el manoseado Estado de bienestar. Por esa regla de tres, ya me contará usted por qué tengo que pagar yo la ampliación del aeropuerto del Prat cuando a 45 minutos volando tienen el de Barajas.

Suprimen paradas de autobús para salvaguardar la sostenibilidad y no se dan cuenta de que obligan a usar el transporte privado para llegar a los puntos lanzadera. Y como los pobres desdichados encima tengan un diésel, a lo mejor conseguimos el efecto contrario y acabamos contaminando el triple. Ser chachi progre para ponerse el pin de turno queda genial sobre el papel, pero a la hora de la verdad genera habitualmente el efecto contrario. ¿O me dirán ustedes que ahora la avenida de Sagunto es más sostenible que antes? Pasan menos coches porque la gente tiene que darse la vuelta a toda la ciudad para evitar el atasco que han montado reduciendo carriles. Al final, más gasto de gasolina, más contaminación y menos aire limpio para el planeta. Pero eso, al inepto colocado a dedo en un ministerio eco chupi en Madrid, ni se le pasa por la cabeza. Este es el nivel…

Es difícil gestionar una provincia como la nuestra, tan extensa, tan deshabitada y con la población tan envejecida. Lo sé. Pero anteponer el postureo (llamémoslo ideología) a la buena gestión es una constante en los últimos tiempos. ¡Y encima nos cuesta una pasta! Pero claro, cuando uno está más preocupado en mantener a cinco o seis señoritas de compañía en la cama que en dirigir un ministerio, pasa lo que pasa.

Y lo de traerlas en tren al Parador de Teruel… eso ya no tiene nombre. Se nota que esta clase política de moqueta y coche oficial no coge el transporte público desde el medievo. Porque las pobres muchachas debieron llegar desfondadas a su fiesta privada. Normal que Pilar Alegría no se enterase de absolutamente nada. Me da que tras el palizón del viaje, allí se quedaron todas fritas nada más dejar las maletas… y ni escandalera, ni orgía. Ahora entiendo que no dimitas Pilar, porque como dijiste, allí no se escuchó nada. ¿Se pagaron 490 euros para llevarlas en tren a nuestra ciudad para un “encuentro privado”? Sí. ¿Pasó algo en esas habitaciones? Tras semejante tortura de viaje, está claro que no.

Entre unos y otros, ni trenes, ni autobuses. Eso sí, todo sea por poder decir que somos sostenibles.