

Muy oportuno y necesario el I Congreso autonómico de Familias, que se celebrará en Zaragoza el próximo 25 de abril, organizado por la Consejería de Bienestar Social y Familia. Es de esas iniciativas que, al comprobar que se organizan, pensamos que debería haberse llevado a cabo antes, porque la familia es el elemento básico de la sociedad, con muchos retos. Y, a la vez, con la esperanza de que tenga continuidad.
Analizar, reflexionar y actualizar los retos de la familia es, y será siempre, una prioridad. Sencillamente porque es donde radica la felicidad y la educación.
Es evidente que hay factores que inciden, según la historia de la humanidad, en padres e hijos, y en cuantos integran la familia, que es un conjunto mucho mayor de personas. Los cambios laborales, la diversión, la tecnología digital requieren una constante atención, ahora urgente. Y el uso del móvil y las redes sociales. Hay mucho en juego.
La consejera de Bienestar Social y Familia, Carmen Susín, ha destacado que el congreso quiere escuchar y apoyar a las familias, ayudarles a los niños y adolescentes.
Eva Fortea, directora general de Familia, ha destacado unas finalidades que son importantes: celebrar y fortalecer. La familia merece y necesita estímulos variopintos, necesita reconocimientos justos y festivos. Por ejemplo, las familias numerosas son una aportación a la sociedad de primera magnitud, en unos tiempos en que la natalidad es más que preocupante, y ni por asomo deben quedar como una reliquia asociada a otros tiempos: son una opción también ahora.
Acertada la directora general por haber hablado de fortalecer la familia. Sin complejos, sin negar la realidad, sin modas que se quieren imponer, la familia tiene en estos momentos unas debilidades y conflictos que es preciso abordar. Tratar las realidades de la familia ahora exige tratar sus consecuencias, a veces con datos.
Estaré pendiente a este congreso, para ver cómo se abordan esas debilidades y conflictos actuales de la familia, y las soluciones que se proponen. Algunas debilidades son catalogadas, en ocasiones, como mera evolución de la familia. La estabilidad matrimonial y familiar, por ejemplo, es un valor positivo permanente, que redunda en un equilibrio indudable en la familia: siempre ha tenido dificultades, pero si se le reconoce un valor se cuida, se ayuda y no se considera algo utópico u opción caprichosa. Distinguir las raíces sólidas de la familia de las modas pasajeras.
Los temas y expertos que van a intervenir son actuales e interesantes. Para fortalecer la familia, es de esperar unas conclusiones que faciliten medidas concretas para ayudar a las familias, aunque no es posible abordar todo en este I Congreso. Es el comienzo.
No es suficiente hablar de la importancia de la familia ni de la inmadurez colectiva -tema de la intervención del psicólogo Javier Urra- sino sugerir soluciones útiles a los padres, que puedan asumir libremente. En efecto, claves de acción, diálogo e ideas en movimiento. Podrían constituirse comisiones de trabajo, para que este congreso no sea algo aislado, sino el principio de algo constante.