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Indignados y silenciosos Indignados y silenciosos

Indignados y silenciosos

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Juanjo Francisco
No sé cómo andará de reservas el Parador de Teruel para esta Semana Santa, pero intuyo que completará las plazas disponibles. Y es que hay mucho morboso suelto con días libres y probablemente si no tenía un plan preestablecido, igual le da por venir a esta ciudad y alojarse en el mismo escenario donde dicen que Ábalos pasó una noche de desparrame. Las supuestas andanzas del otrora poderoso ministro de Sánchez han ofrecido la mejor campaña publicitaria para el establecimiento hotelero que, si no contaba con suficiente prestigio, desde ya cuenta con una marca propia y diferenciadora, gracias al asunto que nos ocupa.

Ha tenido que ser Teruel, un territorio ubicado en tierra de nadie y en teoría a salvo de miradas indiscretas, en un tiempo pandémico que silenció la vida, donde cuentan que, al parecer, ocurrieron unos acontecimientos propios de una película de Esteso y Pajares, por ser jacarandoso en el comentario.

El antiguo líder plenipotenciario del PSOE ha negado todo y dice que va a tomar medidas judiciales contra todos los “pseudomedios” que han publicado la intrahistoria de esa supuesta noche parrandera. Está en su derecho, como también lo está Pilar Alegría en defenderse de todos aquellos que quieren vincularla con lo supuestamente acontecido, faltaría más. Pero, a todo esto, a uno le van y vienen pensamientos relacionados con el ¿y si sí?, porque tendría tela la cosa.

¿Se supo pronto o tarde lo que al parecer ocurrió en el Parador turolense?, ¿quién lo supo?, ¿se calló o se comunicó a instancias, digamos superiores?. No me gustaría estar en el pellejo de algunos de nuestros próceres socialistas más cercanos, justo estos días en los que se callejea mucho y se producen varios reencuentros porque seguro que más de alguna sonrisa y tal vez comentarios sardónico van a tener que aguantar. Supongo que algunos estarán indignados, supongo, y otros muchos también están silenciosos. Ese silencio también es comprensible porque todo el mundo puede entender la verguenza ajena.