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Vivir a medio gas

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Juanjo Francisco

El 7 de julio tiene remembranzas importantes en en Navarra. Dentro de un tiempo se hablará de aquel 2020, tan pandémico él, que se cobró en un visto y no visto un sinfín de fiestas y celebraciones, algunas tan importantes como San Fermín...y la Vaquilla, claro. Anda Teruel mohíno estos días; hay gente que graba vídeos en las redes sociales con imágenes de lugares de la ciudad emblemáticos durante estos días y las voces en off se lamentan de lo que pudo haber sido y no fue.
Todo se ha ido al traste con esta infección maliciosa que nos tiene a todos en un limbo vital, sin poder hacer planes a medio y largo plazo y ahora en estos días especiales toca recordar cómo éramos antes y poner remedio, vía precaución, para recuperarlos pronto.
Vivir a medio gas nos está propinando una cura de humildad importante porque de tanto hacer grandes planes y derrumbarse estos, pues nos hemos quedado aplatanaos. El hecho de que el personal tenga ganas de celebrar, y así se hará de una manera más o menos ostentosa, no debe hacernos olvidar que estamos en un paréntesis vital en el que cada uno tiene que aguantar su propia vela. Nos toca serenarnos y mirar hacia lo más próximo, lo cercano, eso que por evidente desechábamos para mejor ocasión: el pueblo y todos sus derivados y qué diablos, alguna ventaja dará al mundo rural el hecho de que ahora se haya posicionado como un destino importante gracias a que, a medida que nos adentramos en el verano, el acojone va in crescendo y nadie se siente del todo cómodo fuera de un entorno más o menos conocido, no nos engañemos.
Después de San Fermín llega la Vaquilla, sí, en otra fecha que quedará para siempre en la historia local, aquella que reflejará los innumerables efectos de este año tan singular. No obstante, pongamos las luces largas y pensemos que en algún momento todo esto pasará, que seguro que hay gente que está mucho peor que nosotros, que lo importante, lo verdaderamente crucial, es tener salud y un puesto de trabajo. Lo demás son melancolías y nostalgias inútiles.  Ya se encargarán los que saben traducir en palabras los sentimientos de frustración de recordarnos lo que perdimos. Momentáneamente.