De tiendas
Nuestras compras navideñas son algo más que consumo, son decisiones que tienen consecuencias visibles en las callesYa saben lo que me gusta esta época del año. Llega diciembre y, si el tiempo lo permite, me dedico a pasear por Teruel para empaparme del ambiente navideño. Lo hago sin prisa, dejándome llevar por las luces, el frío y el olor a churros con chocolate. Lo triste es que cada año, mientras recorro el centro, voy encontrando más locales vacíos.
Paso por la calle San Juan o el Tozal, y me sorprendo contándolos casi sin querer. Donde antes había una tienda que siempre tenía gente, hoy solo queda un escaparate vacío y un cartel de "se alquila" que parece llevar siglos ahí. Las luces brillan, pero también resaltan los huecos oscuros de los negocios que ya no están. Cuando la puerta de un pequeño negocio se cierra para siempre, no solo este desaparece, sino que un trocito de nuestra ciudad se apaga. Y diciembre, con toda su alegría, hace ese contraste aún más doloroso.
Sin embargo, durante mis paseos también veo un rayito de esperanza. Hay comercios que resisten, que decoran sus escaparates con mimo y se aferran a la esperanza de que estas semanas sean suficientes para compensar el año. Dentro, sus propietarios ponen toda la carne en el asador, aunque saben que venderán menos que cualquier gran plataforma online.
Y es que nuestras compras navideñas son algo más que consumo, son decisiones que tienen consecuencias visibles en las calles. Cada vez que elegimos un regalo en una tienda local, evitamos que otra persiana se baje. Y cuando, por comodidad, compramos por internet, contribuimos a que la ciudad pierda un poco de vida. Todos queremos que Teruel conserve su latido. Pero, aunque la falta de políticas valientes es crucial en lo que está pasando, todos tenemos una gran responsabilidad para conseguir que se revierta esta dinámica.
Para que mantener un negocio abierto no sea una aventura casi heroica, estas Navidades (y las siguientes) podemos decidir si queremos unas calles llenas de vida o de silencios. Tenemos todavía la oportunidad de elegir conscientemente qué ciudad queremos seguir viendo cuando salgamos a pasearla.
