Síguenos
Humo Humo
banner click 244 banner 244
Elena Gómez

Una vez, siendo muy pequeñita, un curandero me prescribió unos zumos de fruta para volver a caminar. En otra ocasión, un señor que hacía acupuntura me dijo que podría curarme con sus técnicas orientales; yo tenía 11 años y la madurez suficiente para saber que me estaba mintiendo. Ya en la edad adulta, un homeópata me indicó que si me volvía vegetariana podría recobrar la movilidad. En todos estos casos, fue la última vez que fui a esas consultas.

El día que llega a tu vida una enfermedad incurable, te agarras a lo que sea para no perder la esperanza. Y en esos momentos de vulnerabilidad, aparecen los vendedores de humo, seres despreciables y sin escrúpulos cuyo objetivo es lucrarse con tu desgracia. No soy una persona demasiado ortodoxa con la ciencia, sé que los mayores descubrimientos de la historia llegaron gracias a investigadores que bordearon el dogma existente en cada época. Pero cuando hablamos de salud, debemos fiarnos solo de expertos con una formación académica adecuada y una carrera consolidada. 

Una pandemia de esta magnitud es un caldo de cultivo excepcional para charlatanes que pretenden moderar la opinión pública en beneficio propio, ofreciéndonos soluciones que están muy lejos de ser curativas, o incluso saludables. Junto a los negacionistas y anti-vacunas, me ha llegado recientemente información sobre un supuesto científico que dice que el dióxido de cloro es la solución definitiva al Covid-19. Este señor, que se autodenomina doctor y que pide fondos para sus investigaciones, dice estar graduado en una especialidad inexistente, en una universidad inexistente, con un título que se vende en Internet por unos cuantos euros.

Cuando nos llegan estas informaciones por las redes sociales, es muy fácil desenmascarar a los farsantes utilizando un buen rastreador. Por eso, es muy imprudente creerse a pies juntillas todo lo que recibimos en nuestros dispositivos, sin poner nada en tela de juicio. Nunca sabremos con exactitud cuál fue el origen de esta gran crisis, pero créanme si les digo que a nadie le interesa que este bichito siga campando a sus anchas. Si hubiera indicios concluyentes de una posible cura del coronavirus, hace tiempo que seríamos libres.