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Invisibilidad televisiva Invisibilidad televisiva

Invisibilidad televisiva

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Elena Gómez

Siempre decimos que para conseguir la inclusión definitiva de las personas con discapacidad en la vida social, es necesario dar visibilidad a nuestro colectivo. Por eso, muchos ponemos nuestro granito de arena desde los altavoces que se nos concede en los diferentes medios. De este modo, solemos ver campañas publicitarias con discapacitados que son,  por ejemplo, grandes deportistas. Dentro de este grupo tan heterogéneo, ellos son los “guapos”, los que parecen conseguir logros impresionantes. Pero la inmensa mayoría de nosotros somos los “tullidos”, con cuerpos contrahechos y no tan atractivos, y alcanzando objetivos menos visibles.

Si se paran a pensar, muy pocos de estos segundos traspasamos la pantalla para llegar a sus casas. A excepción del político Pablo Echenique, no vemos entre el público a personas con parálisis cerebral, azafatas con discapacidad intelectual, concursantes con enfermedades neurodegenerativas o presentadores con dificultades de visión. Todas las cadenas de televisión lanzan proclamas en favor de los más desfavorecidos de vez en cuando, pero a la hora de la verdad no quedamos bien delante de las cámaras.

Hace mucho, me presenté a un concurso de preguntas y respuestas con el único objetivo de conocer al atractivo presentador. Pasé varios casting y llegó el momento en que tenía que desplazarme a Madrid para pasar el penúltimo. Hablé con una redactora y le expliqué mi situación. Ella fue muy amable, intentó por todos los medios convencer a producción de que proporcionara cierta accesibilidad en el plató porque pensaba que yo tenía mucho potencial. No lo consiguió.

En ese momento me di cuenta que el mundo televisivo no es para las personas como yo y tiré la toalla. Algunos me incitaron a denunciar la situación, pero para esa cadena privada habría sido muy fácil decir que no había pasado el último casting, no valía la pena esa batalla. Sin embargo, 20 años después, veo que nada ha cambiado y que muchos debieron rendirse al igual que yo. Quizás por eso hemos perdido la oportunidad de ser más visibles en sus hogares.