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Un respiro Un respiro

Un respiro

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Elena Gómez

Vivimos en un mundo en el que el estrés y la negatividad imperan en todos los ámbitos. Los medios de comunicación son agoreros, las redes sociales son agresivas, nuestro entorno laboral nos presiona y, a veces, incluso la familia es un foco de malestar y desencuentro. Estamos tan inmersos en esta rueda de rutinas y desalientos, que solo escuchamos el ruido ensordecedor de las trompetas de Jericó y nos cuesta mucho parar, tomar aire y ver la luz.

La unidad temporal por la que me rijo suele ser de verano a verano, así que este es el momento en el que intento hacer este ejercicio para anclar mis pies en el suelo y tomar perspectiva. Este último año ha sido diferente, surrealista y a veces agobiante por un confinamiento semi-voluntario, lejos de mi querida ciudad de Teruel. Sin embargo, también ha sido muy intenso en muchos aspectos. Proyectos creativos muy ilusionantes, colaboraciones inesperadas, nuevas puertas que se abren y experiencias inolvidables. En el terreno personal, emociones a flor de piel y una ruleta rusa de sensaciones que han dejado una huella indeleble.

Por eso necesito parar, hacer una revisión interna y una limpieza de las malas vibraciones. Quiero tomar conciencia del camino que voy a seguir en los próximos meses y, sobre todo, reconectar con todo lo bueno que hay a mi alrededor. Así que me tomo un respiro, volverán a leerme dentro de un mes, para entonces habré recargado pilas y seguramente vuelva a dar lo mejor de mí.

Pero no voy a marcharme sin antes dar las gracias a la vida, como dice la canción, que me ha dado tanto. Gracias a los que están a mi lado siempre, sea cual sea mi estado de ánimo. A los que aparecen cuando los necesito y a los que no lo hacen por prudencia o despiste. A los que me arrancan una sonrisa en mitad de las lágrimas, y a los que me hacen llorar de emoción en una conversación cualquiera.

Y sobre todo, quiero agradecerles a ustedes, que llevan más de tres años aguantando mis reflexiones y diatribas, que sigan regalándome muestras de afecto y admiración. Nunca pensé que semejante retroalimentación fuera tan beneficiosa para el alma. Y hagan como yo, disfruten de lo que tienen, paren un poco y tomen impulso. Hasta septiembre.