Ya hay borrador para los presupuestos de la ciudad en 2026. Un total de 50.642.000 euros: 242.000 euros más que en las cuentas de 2025, lo que supone un aumento del 0,43%. Y aquí estoy yo, un año más, tratando de saber dónde va nuestro dinero exactamente. Siendo servidor un hombre de letras, les garantizo que la tarea no es para nada gratificante. Pero vamos al lío. Lo que más me llama la atención es que hay partidas, en el capítulo de inversiones, que me suenan de otros años.
En concreto son estas: la nueva sede de la Policía Local, dotada con 1 millón de euros; la actuación y mejora de la carretera de San Julián y del Óvalo (otro millón más), y las obras de accesibilidad al Conservatorio (2 millones). En total, 3,5 millones que ya estaban incluidos en los presupuestos del año pasado, pero que no se han ejecutado. Hay que ser justos y explicar que son obras que financia el Fite, lo que implica que si el Gobierno central y la DGA no sueltan la pasta… no hay nada que poner en marcha.
Pero claro, del total de los 50 millones presupuestados hay 12 millones en la partida de inversiones. Y de estos 12, más de 3,5 millones los arrastramos, como mínimo, del año pasado (y me estoy dejando partidas incluidas en el Fite 2024 y 2025). Es decir, que las inversiones ya presupuestadas años atrás suponen casi un 30% de lo anunciado. Lógicamente, los atrasos hay que apuntarlos en la contabilidad del año que viene, pero no deja de ser hacerse trampas al solitario para que la cifra total no desluzca el titular final que se vende al ciudadano. La gran pregunta que deberíamos hacernos cada año, para auditar estos presupuestos, es: ¿cuántos de estos millones se han ejecutado? La respuesta se la puedo avanzar yo: en 2023 fue poco más del 26%.
Es obligado comentar también que 759.000 euros se reparten en ayudas directas para los ciudadanos (cheque por nacimiento, ayudas a familias monoparentales o con miembros con alguna discapacidad, e incluso a las personas con celiaquía). También se reparten —de mejor o peor manera— unos 860.000 euros en proyectos sociales de toda índole. Ya dediqué una columna tiempo atrás a hablar de quién recibe qué, así que prefiero no volver a abordar el tema. Y destacable es el incremento del 22% en gasto relacionado con la Juventud (258.000 euros).
Ahora bien, vamos con otros gastos que están ahí y son llamativos: otra vez nos encontramos con 650.000 euros para iluminar el Acueducto, el Torreón y la Muralla; se instalará un jardín vertical en la desangelada plaza de los Amantes que costará 98.000 euros (esperemos que resista más de un invierno) y se destinan 330.000 euros para compensar a los afectados por el derrumbe de la calle San Francisco.
Ahora bien, necesito abrir un capítulo aparte con el apartado dedicado a los “concursos de ideas” de las cuentas del año que viene: 50.000 euros para el Parque de las Estrellas (Polígono Sur) y 50.000 más para el Auditorio. Y, agárrense fuerte, 118.000 para la renovación de la Plaza de la Marquesa. Sí, otra vez las dichosas obras de la céntrica plaza.
Recuerden que se hizo un concurso de ideas que nos costó 22.000 euros en 2021. Ganó un proyecto a dos alturas que, gracias a Dios, rechazó la alcaldesa. Las obras estaban presupuestadas por aquel entonces en 610.000 euros. Pero, al paralizarlas, se perdieron los 310.000 euros que iban a ser aportados desde fondos europeos. No hay documentos oficiales que informen sobre qué nuevo proyecto urbanístico reformará la plaza del Museo, pero se estima que habrá costado unos 15.000 euros. Esperemos que prime el sentido común y la funcionalidad del mismo, aunque ya sabemos que no podrá gustar a todo el mundo. El resto del dinero ya veremos a dónde va a parar exactamente.
Este artículo no es solo una crítica —que también— a las cuentas oficiales de nuestra ciudad para el año que viene. Es un ejercicio que alguien debería hacer año tras año. Fiscalizar las cuentas no es ir contra nadie en concreto; al contrario, es optimizar los recursos. Porque, al final, a todos nos gusta tener las cuentas claras. ¿O me equivoco?
En concreto son estas: la nueva sede de la Policía Local, dotada con 1 millón de euros; la actuación y mejora de la carretera de San Julián y del Óvalo (otro millón más), y las obras de accesibilidad al Conservatorio (2 millones). En total, 3,5 millones que ya estaban incluidos en los presupuestos del año pasado, pero que no se han ejecutado. Hay que ser justos y explicar que son obras que financia el Fite, lo que implica que si el Gobierno central y la DGA no sueltan la pasta… no hay nada que poner en marcha.
Pero claro, del total de los 50 millones presupuestados hay 12 millones en la partida de inversiones. Y de estos 12, más de 3,5 millones los arrastramos, como mínimo, del año pasado (y me estoy dejando partidas incluidas en el Fite 2024 y 2025). Es decir, que las inversiones ya presupuestadas años atrás suponen casi un 30% de lo anunciado. Lógicamente, los atrasos hay que apuntarlos en la contabilidad del año que viene, pero no deja de ser hacerse trampas al solitario para que la cifra total no desluzca el titular final que se vende al ciudadano. La gran pregunta que deberíamos hacernos cada año, para auditar estos presupuestos, es: ¿cuántos de estos millones se han ejecutado? La respuesta se la puedo avanzar yo: en 2023 fue poco más del 26%.
Es obligado comentar también que 759.000 euros se reparten en ayudas directas para los ciudadanos (cheque por nacimiento, ayudas a familias monoparentales o con miembros con alguna discapacidad, e incluso a las personas con celiaquía). También se reparten —de mejor o peor manera— unos 860.000 euros en proyectos sociales de toda índole. Ya dediqué una columna tiempo atrás a hablar de quién recibe qué, así que prefiero no volver a abordar el tema. Y destacable es el incremento del 22% en gasto relacionado con la Juventud (258.000 euros).
Ahora bien, vamos con otros gastos que están ahí y son llamativos: otra vez nos encontramos con 650.000 euros para iluminar el Acueducto, el Torreón y la Muralla; se instalará un jardín vertical en la desangelada plaza de los Amantes que costará 98.000 euros (esperemos que resista más de un invierno) y se destinan 330.000 euros para compensar a los afectados por el derrumbe de la calle San Francisco.
Ahora bien, necesito abrir un capítulo aparte con el apartado dedicado a los “concursos de ideas” de las cuentas del año que viene: 50.000 euros para el Parque de las Estrellas (Polígono Sur) y 50.000 más para el Auditorio. Y, agárrense fuerte, 118.000 para la renovación de la Plaza de la Marquesa. Sí, otra vez las dichosas obras de la céntrica plaza.
Recuerden que se hizo un concurso de ideas que nos costó 22.000 euros en 2021. Ganó un proyecto a dos alturas que, gracias a Dios, rechazó la alcaldesa. Las obras estaban presupuestadas por aquel entonces en 610.000 euros. Pero, al paralizarlas, se perdieron los 310.000 euros que iban a ser aportados desde fondos europeos. No hay documentos oficiales que informen sobre qué nuevo proyecto urbanístico reformará la plaza del Museo, pero se estima que habrá costado unos 15.000 euros. Esperemos que prime el sentido común y la funcionalidad del mismo, aunque ya sabemos que no podrá gustar a todo el mundo. El resto del dinero ya veremos a dónde va a parar exactamente.
Este artículo no es solo una crítica —que también— a las cuentas oficiales de nuestra ciudad para el año que viene. Es un ejercicio que alguien debería hacer año tras año. Fiscalizar las cuentas no es ir contra nadie en concreto; al contrario, es optimizar los recursos. Porque, al final, a todos nos gusta tener las cuentas claras. ¿O me equivoco?
