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Lazo rosa Lazo rosa
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Elena Gómez

Hace cuatro años me diagnosticaron cáncer. Un melanoma en estadio 3, en la mejilla izquierda, fue el causante de que mi cara ya no vuelva a ser la misma. Pero, por fortuna, todo pasó y cada vez que veo las cicatrices frente al espejo, me digo “aquí sigo, así que todo bien”.

Hasta ese momento, no era capaz de ponerme del todo en la piel de las mujeres mastectomizadas, por muy empática que intentara ser. Las secuelas psicológicas de la transformación ─bisturí mediante─ de las partes de nuestro cuerpo que nos confieren identidad, son grandes. La vida es lo que más importa, pero nuestra imagen pesa mucho…

Por eso, cada 19 de octubre el mundo se pinta de rosa por las mujeres pacientes de cáncer de mama: carreras solidarias, fotos institucionales, políticos con un lazo en la solapa y discursos “en positivo” sobre la detección precoz. Pero este año, el color rosa se ha oscurecido con el silencio de una administración negligente que no avisó a miles de mujeres de que sus mamografías eran no concluyentes.

Lo que ha ocurrido no es un fallo. Es una traición. Porque cuando una administración decide no informar de un posible indicio de cáncer, por “falta de protocolo” o “errores de comunicación”, está decidiendo por ti. Está decidiendo que tu miedo no importa.

Ahora toca presenciar el clásico manual de crisis institucional. Se asume el error, se promete transparencia, se promete un plan de choque y se sigue adelante. Sin embargo, esto, que ha pasado en Andalucía, pero podría haber pasado en cualquier Comunidad Autónoma, deja al descubierto algo más grave, y que todos conocemos. La precariedad del sistema sanitario público pone en peligro nuestras vidas.

Y mientras tanto, el lazo rosa sigue ondeando en las fachadas públicas. Pero ya no basta. El lazo no puede tapar la negligencia. Ni puede servir de excusa para callar lo que realmente importa. Detrás del color hay nombres, cuerpos y vidas que pudieron cambiar si alguien, en lugar de archivar un informe, hubiera cogido el teléfono.

La detección precoz salva vidas. El silencio, mata.