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Duelo y memoria Duelo y memoria
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Camino Ibarz

Con dos días de diferencia asistí a los funerales de las madres de dos amigas del alma. Sigo conmovida por lo que compartí con ellas y pienso desde ese momento lo importantes que son las despedidas. En el primer funeral, en el valle navarro de Erro, se honró a una valiosa mujer de una manera tradicional, sencilla, profunda. En un entorno natural privilegiado, en un cementerio donde cada familia tiene su lugar, como cada montaña. El momento en el que su hijo cogió el azadón cargado de tierra y lo ofreció a quienes estábamos allí, invitándonos a realizar el ritual de lanzar esa tierra sobre el féretro, me fascinó. Él tenía que aguantar el tipo, afrontando la muerte con naturalidad. Se tomó su tiempo y con gesto orgulloso, duro y amable a la vez, le fue entregando cada palada a sus hermanas y a otras personas, en lo que me pareció un alarde de fuerza y determinación que interpreté como un mensaje de que aquí me quedo mamá y cuidaré de todos, de nuestro lugar y tradiciones. Aún ahora, escribiendo estas líneas, el ceremonial que siguió Miguel me eriza el vello y me emociona profundamente.

Distinta, como merece cada persona, fue la despedida de otra grandiosa mujer. Es esencial traer a la memoria quiénes han sido, qué han hecho en la vida y qué sentimientos nos evocan esas personas que se nos van. En este caso, yo no tuve la suerte de conocerla, pero conforme se iban desgranando datos, anécdotas y recuerdos acerca de su personalidad, ilusiones, proyectos y vivencias en la voz de quienes más la amaron, me iba poniendo contenta por sus seres queridos, sus amigos y su suerte al haberla disfrutado, menos de lo deseable, sí, pero afortunados al máximo. Así, con amor y también necesidad, lo compartieron con todas las personas convocadas en un lugar muy especial, como lo fue ella y lo son sus hijas.

De ambas despedidas salí sonriendo, me dieron mucha paz y una grata convicción de que quienes viven con conciencia cada segundo y lo comparten son eternas. A los que quedamos nos toca el duelo y no perder su memoria.