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Camino Ibarz

Cuando tenía 18 años fui de viaje a Israel para asistir a un Congreso de jóvenes amantes de la naturaleza, o algo así rezaba la convocatoria, al que también acudirían jóvenes de otros países europeos. La complicada situación política que se vivía en ese momento, enfrentamientos constantes con los palestinos, hizo que finalmente sólo compartiéramos estancia allí con otro reducido grupo de jóvenes venidos desde Alemania, con quienes recorrimos Israel protegidos en todo momento con una suerte de guardaespaldas que iba armado con un fusil tipo Cetme. Eso ya fue alucinante para quien hacía el primer viaje realmente lejos de casa, pero es que fue iniciático en muchos aspectos, fue de esas experiencias que te abren los ojos al mundo, a un sinfín de cosas hasta ese momento ajenas a tu vida y que no te habías planteado nunca.

Me sorprendieron muchas de ellas, cómo era la vida comunal en un kibutz, por ejemplo, pero hubo otro descubrimiento que me dejó perpleja. Ser consciente de hasta dónde se puede llegar cuando se profesa una religión. Los judíos ultraortodoxos consideran que las mujeres son impuras cuando están con la regla. La costumbre jasídica establece que durante la semana que dura la menstruación la mujer no puede tocar a su esposo, no duermen juntos, por supuesto, pero es que tampoco pueden pasarse ni una taza de café, no pueden tocar a la vez el mismo objeto. Así lo vi con mis propios ojos en una joyería en el casco antiguo de Jerusalén. Me asqueó e impactó a partes iguales saber por qué actuaba así la pareja judía con la que estábamos.

Estos días lo he recordado al toparme con un artículo de investigación que explica que las células madre de la sangre menstrual son idóneas para medicina regenerativa. Resulta que dos investigadoras de la Universidad de Málaga han analizado las propiedades e identidad de las células madre derivadas de la sangre menstrual, las denominadas MenSC, caracterizadas por poseer una gran capacidad de auto renovación, lo que las convierten en idóneas para la terapia en medicina regenerativa y enfermedades relacionadas con el sistema inmunitario. Según explican aún queda por hacer en esta investigación y su posterior uso, pero no dudan en el valor curativo de esta sangre. Ya ven, de impuras a curativas, cuánto más me gusta esta versión.