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Los nuevos 50 Los nuevos 50
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Raquel Fuertes
Mis abuelos debían estar entre los 50 y los 60 cuando nací. Mis abuelas aún vivieron aquellos lutos interminables, con pañuelo negro anudado a la cabeza que las hacía parecer infinitamente mayores. Y mis abuelos tenían la piel quemada por el sol y las heridas de lo que vivieron en la guerra (y del hambre que pasaron después) grabadas en la cara. Vivieron muchos años más, pero para mí siempre fueron abuelos-abuelos (luego pienso en la vitalidad de alguno de ellos hasta poco antes de morir y realmente, eran envidiables su energía y su juventud interior, pero esa es otra columna). Hasta mi madre era ya abuela con poco más de 50 y nadie lo veía extraño.

Hoy, sin embargo, ya no somos menopáusicas con un pie en la jubilación o señores que ultiman a rastras sus últimos años de vida laboral. Hoy, los 50 son una década vital llena de vida y de nuevos comienzos (aunque la menopausia no lo sepa). Me contaba una amiga ayer mismo que va a empezar un proyecto profesional de esos que antes parecían inviables pasados los 40. Mucho que aprender, proyección empresarial, viajes por el mundo… Y todo porque tiene mucho que aportar y ganas. La curiosidad, la voluntad y las ganas de aprender son el combustible que llena el depósito de la eterna juventud. Y es que, más allá de los sofocos, las arrugas, la calvicie y los achaques, la ilusión, el empuje, el carácter emprendedor y el saber que queda mucho por delante que puede ser tan bueno como lo pasado (o mejor) caracteriza a muchos de más de 50.

He hecho entrevistas a personas que deberían estar jubiladas pero que siguen en activo y que piensan que lo mejor está por llegar. Veo a profesionales que superan los 60 y 70 que inician con ilusión nuevos proyectos. Y no sólo laboralmente, porque también los hay que rompen con todo y empiezan de nuevo. Así que sí, más allá de las promesas de cremas, complejos vitamínicos y champús de color, hay unos nuevos 50 que preceden a nuevos 60, 70, 80… Años en los que la juventud de DNI ya es sólo recuerdo, pero donde la experiencia y el entusiasmo pueden hacer que sean maravillosos. Ya lo decía mi madre: “Sólo volvería a los 20 sabiendo lo que sé ahora”.