

Querido lector: hoy quiero hablarte de la soledad. El Diccionario de la lengua española la define como carencia voluntaria o involuntaria de compañía. Por tanto, esa definición no incluye la sensación de quien, estando con otros, no se considera acompañado. La tecnología ayuda a estar cerca de los seres queridos. Así, quienes están lejos de sus hogares pueden conectarse con sus familiares y amigos de una manera sencilla y asequible, lo cual hace que ese distanciamiento sea mucho más llevadero. O, incluso, dentro de una misma ciudad, contribuye mantener un mayor contacto con esos allegados.
A pesar de ser una sociedad hiperconectada a través de la tecnología, mucha gente se siente sola. Los adolescentes nos dicen que, en sus redes sociales, tienen cientos o miles de amigos, sin embargo, en muchos casos difícilmente podrán serlo todos ellos; quizás sólo sean seguidores. ¿O acaso es porque está cambiando el concepto de amistad?
Las herramientas tecnológicas son un canal, por medio del cual podemos comunicarnos. ¿Son sólo eso?, ¿o pueden ser también un interlocutor?
La inteligencia artificial ha irrumpido con mucha fuerza en nuestras vidas y, entre otras cosas, podría estar cambiando la manera que tenemos los humanos de relacionarnos.
Adultos y menores chatean con la IA en busca de respuestas laborales o escolares, buscan consejos para solucionar conflictos personales y, en ocasiones, recurren a ella como compañía. Los expertos alertan que, si bien estas herramientas ayudan, en ocasiones, a aliviar la soledad, pueden generar también un riesgo de aislamiento y dependencia.
El problema de interactuar con una máquina a esta escala anímica es que, en algunas mentes vulnerables, pueden producirse ciertas distorsiones cognitivas y el desenlace puede ser fatal. Esto es lo tristemente ocurrió, en 2024, con Sewell Setzer, un adolescente americano de 14 años que se quitó la vida tras haberse enamorado de un personaje creado por la IA, con el que mantuvo una relación.
¡Hasta la próxima semana, querido adulto responsable!