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Javier Arnal

Sin rodeos: me refiero a Diana Morant (Gandía, 1981), ministra de Ciencia e Innovación, y secretaria general del PSPV, los socialistas de la Comunidad Valenciana. Afirmó hace unos días que no le cogía el teléfono al vicepresidente Gan Pampols, responsable de la Reconstrucción tras la DANA, ni le contestaba los mensajes, porque “no iba a participar en la estrategia de maquillaje del señor Mazón”.

Mi asombro al leer esas declaraciones dejó paso a la indignación. Las leí otra vez, porque no me cabían en la cabeza. Pensando que le iba a dar votos hundir todo el trabajo de recuperación tras la trágica riada del 29 de octubre de 2024, ¡ni descolgar el teléfono ni contestar a sus mensajes! ¡Y una ministra “valenciana”!

No solamente actuó – es decir, no actuó – con una crueldad incalificable, sino que un año después se jacta, alardea, primando su afán de hundir al PP en vez de ayudar en lo posible a los valencianos. Es de un sectarismo que la incapacita para ser ministra del Gobierno de España y para ser candidata de los socialistas valencianos a presidir la Generalitat cuando haya elecciones autonómicas, que todo apunta a 2027.

Diana Morant es candidata socialista a la Generalitat. O lo era hasta estas declaraciones. Según parece, Zapatero le ha dicho a Pedro Sánchez que el candidato ha de ser Ximo Puig. Las encuestas llevan a buscar algún candidato distinto a Diana Morant, porque con su estrategia cruel no logra que el PSPV aumente sus perspectivas electorales, y pese al incremento que Compromís experimenta en las encuestas no podría retornar al poder uniéndose a Compromís.

Si es cruel lo de no descolgar el teléfono, no sé cómo calificar que se jacte en público un año después. Le falta inteligencia, o le sobra cinismo, que suele ser casi coincidente. Maldad o torpeza, lo dejo a la valoración del lector.

Es conocido que Pedro Sánchez no se llevaba bien con Ximo Puig. Le enseñó la puerta de salida, con un puesto en París y un sueldazo, y aupando a Diana Morant. Mala decisión de Pedro Sánchez: una ministra valenciana y aspirante a presidir la Generalitat que dejó sin interlocución a los valencianos. Increíble. Fue su suicidio político.

A cualquiera que tenga dos dedos de frente le indignan esas declaraciones. También han indignado a políticos valencianos de izquierdas, con larga experiencia y habiendo ocupado cargos públicos, como Enric Nomdedeu (Compromís).

Nomdedeu ha sido tajante en Facebook: ha escrito que esas declaraciones de Morant demuestran que “el gobierno central no ha estado al día y a la hora de dedicar todos los recursos a la reconstrucción”, son “una enorme falta de respeto”, y “no son las mejores credenciales para alguien que quiere dirigir” la Generalitat.

La bajeza de Diana Morant eleva la categoría humana y profesional de Gan Pampols: él podía haber dicho que la ministra “valenciana” ni le cogía el teléfono, y el teniente general se limitó a lamentar la falta de coordinación con el Gobierno central.