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El audiovisual imparte clases de historia El audiovisual imparte clases de historia

El audiovisual imparte clases de historia

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Manuel Campo Vidal

Ha sido un final de año de aniversarios y producciones televisivas que destacaban, particularmente, los cincuenta años del fallecimiento de Franco. Se abre una época de conmemoraciones porque se cumplirán en 2026 cinco décadas del referéndum de la Reforma Política, en junio de 2027 de las primeras elecciones democráticas y de la aprobación de la Constitución, que consagra las libertades, en 2028. Que no haya efemérides sin producción televisiva de altura.

La mini serie Anatomía de un instante, excelente recreación de personajes y diálogos, se refiere al intento de golpe de estado del 23F de 1981; y La última llamada, entrevistas a los cuatro ex presidentes vivos de la democracia -González, Aznar, Zapatero y Rajoy- destacan, junto a Voladura 76, magistral reportaje de TVE relativo al harakiri de las Cortes franquistas, entre las numerosas reconstrucciones audiovisuales de una historia reciente casi olvidada y mal enseñada en las escuelas.

Esas proyecciones, recuperables en las plataformas, y que ojalá terminen en las aulas de todo el país, han descubierto a legiones de jóvenes lo que sucedió, sumándolos al convencimiento de que “no siempre fue así”; y quien sabe si también a la reflexión expresada en la frase popular “lo que conseguimos se puede perder fácilmente”.

No militan por desgracia en la enseñanza de esa frase, buena parte de los dirigentes políticos, de todos los partidos. Mientras las cifras macroeconómicas españolas siguen marcando satisfactoriamente y las perspectivas para 2026 más o menos también, los índices de conflictividad política y de malestar social por la crispación están disparados. A los españoles cabría aplicarnos hoy el título que el periodista gerundense Albert Soler dio a su libro, para explicar el desatino del “procés” independentista en Cataluña: “Nos cansamos de vivir bien”. Ese desajuste entre situación económica positiva (salvo el castigo de la desigualdad) compatible con un clima político alterado, puede traer consecuencias funestas.

Crece el individualismo y retrocede la solidaridad. El episodio de doscientos vecinos de Badalona impidiendo que un grupo de ciudadanos “sin techo” pudieran ser cobijados en una iglesia, es uno de los más penosos e inquietantes que se recuerdan. Los discursos y artículos sobre una deriva ciudadana hacia soluciones autoritarias, encuentran en estos ejemplos una advertencia sobre la gravedad de la situación.

En su discurso de Nochebuena, el rey Felipe VI destacaba la necesidad de preservar la tolerancia y la convivencia pacífica, alertando sobre las derivas extremistas y populistas. Solo el Partido Socialista y el Partido Popular expresaron su apoyo a ese discurso tan esencial para el país. Y sin embargo, su relación es nefasta. Los partidos nacionalistas y la izquierda más radical optaron por la crítica y Vox, y otras versiones de la ultraderecha, por la incomparecencia. Dato importante este porque, en ediciones anteriores, Vox había defendido la posición del rey, particularmente por su defensa de la unidad de España.

En el mundo ya hay 91 autocracias y solo 88 democracias nos ha recordado, a propósito de la fotografía internacional sobre la salud de las libertades, el periodista Marius Carol. La tentación de un endurecimiento de los gobiernos impulsados por la profunda transformación electoral de las clases populares, en viaje desde la izquierda tradicional a la ultraderecha emergente, ya se ha dejado sentir en numerosos países que cambian su clasificación de democracias formales por la de autocracias. Conocer la propia historia, el pasado dictatorial y la aportación de la democracia es vital como antídoto para esa degradación. Gracias al sector audiovisual.