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Javier Arnal

En el cementerio de Teruel se inauguró hace cuatro años un monolito, con un letrero: “El amor no comienza al nacer ni termina con la muerte. En recuerdo a todos los bebés que fallecieron durante la gestación, el parto o a los pocos días de nacer”. Con una pequeña zona ajardinada y un banco. En Teruel hay noticias positivas e iniciativas.

Cerca ya del Día de Todos los Santos y la conmemoración de los Fieles Difuntos, los próximos días 1 y 2 de noviembre, ese monolito volverá a despertar la ternura y el recuerdo de no-nacidos y bebés que murieron poco después de nacer.

Me parece positivo porque una mamá que espera un bebé vuelca su amor, ilusión y proyecto sobre el ser humano que lleva en su seno. Madre y padre lo consideran como el mejor don y regalo que van a recibir. Luego, algunos fallecen por causas diversas antes de nacer, generando un duelo que a veces pasa inadvertido, pero que es hondo y duradero. Los abortistas han de comprender este duelo, y reflexionar.

Recordar a los no-nacidos es importante, precisamente en estos días, y coincidiendo con una ofensiva del Gobierno para que el aborto sea un “derecho”.

Una ciudad valenciana, Torrente, fue la primera en hacer este reconocimiento a los no-nacidos, en 2019. Luego, Madrid, en el cementerio de La Almudena. Luego, Teruel. Me parece positivo para una cultura de la vida este tipo de iniciativas. En el cementerio municipal de Vinaroz, provincia de Castellón, hubo un acto similar el pasado 15 de octubre, Día Internacional de la Muerte Gestacional, Perinatal y Neonatal. Se inauguró un monumento conmemorativo de recuerdo, que incluye a los no-nacidos.

Las familias de Vinaroz han agradecido este monumento levantado por el Ayuntamiento. Un espacio para visibilizar y sensibilizar a la sociedad sobre el doloroso luto que afrontan las familias, como destacó la alcaldesa, María Dolores Miralles.

Desde la concepción es un ser humano. No hay dudas, se legisle como se legisle, se hable o se calle -¡cuántos silencios ahora sobre algo tan importante!- aunque alguna ministra socialista dijera que es un “ser vivo, no un ser humano”. Lo dijo Bibiana Aído, ministra de Igualdad, en 2009, subrayando que no tiene ninguna base científica afirmar que es un ser humano. La ignorancia y el sectarismo son muy atrevidos.

El Gobierno vuelve a querer fortalecer el aborto, con el fin de desviar la atención política, dividir al PP y sin un diálogo real con la sociedad. ¡106.172 abortos en 2024!

Al igual que ocurrió con la esclavitud, durante siglos admitida, tratando a los esclavos como animales, muchas veces con el “derecho” a acabar con su vida, llegará un día en que se reconocerá la barbaridad que supone el aborto, por mucho que se pretenda negar la evidencia y que se llame “interrupción del embarazo”.

La vida es el primer derecho. Debe afrontarse con rigor, y escuchar. Pero el Gobierno quiere estigmatizar a los médicos que no quieran abortar, y no hay un diálogo social mínimo. Hace lo contrario: silenciar, amenazar. Lo propio de una dictadura.