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Adolescencia:  ¿Qué está pasando por su cabeza? Adolescencia:  ¿Qué está pasando por su cabeza?

Adolescencia: ¿Qué está pasando por su cabeza?

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Noelia Ferrer Ber
 

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde todos los miércoles las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. Esta semana hablaremos de la adolescencia, una etapa fascinante, intensa y, en ocasiones, desafiante tanto para quienes la viven como para quienes los acompañan.

El cerebro adolescente: una obra en construcción

La adolescencia es un período crucial para el desarrollo del cerebro. Con los cambios hormonales y físicos propios de esta etapa, se deja de ser niño o niña para comenzar un proceso que conduce hacia la adultez. Una de las áreas cerebrales que sigue en desarrollo es la corteza prefrontal, ubicada detrás de la frente y responsable de funciones como planificar, establecer prioridades, controlar impulsos y tomar decisiones adecuadas.

Tal vez esta información ayude a los adultos que acompañáis a adolescentes a comprenderlos mejor. Quizás puedas pensar: “ahora entiendo por qué el chaval de 14 años no percibe el peligro que para mí es tan evidente”. Y es que esta etapa está llena de entresijos y contradicciones.

Un tiempo de búsqueda e identidad

La adolescencia suele extenderse unos seis años, aunque varía según cada persona y contexto. Es un período de búsqueda de identidad, exploración y cambio, donde se dejan atrás las certezas de la infancia, pero aún no se cuenta con todas las herramientas del mundo adulto. Por eso, puede ser una etapa de confusión, frustración o ensimismamiento. Además, muchos adolescentes se sienten invencibles, y dedican gran parte de su tiempo a preocuparse por su imagen y por cómo son percibidos por su grupo de pares.

Cada adolescente transita su propio camino, ¡tal y como pueda hacerlo! Algunos lo hacen con curiosidad y entusiasmo, mientras que otros muestran retraimiento o rebeldía. En este proceso, comienzan a enfrentarse a los primeros desafíos del mundo adulto: toma de decisiones, relaciones amorosas, autoconcepto, sin contar todavía con la madurez, la experiencia o los recursos emocionales de un adulto.

Es una etapa de aprendizaje y ensayo, donde equivocarse también forma parte del crecimiento.

Durante la adolescencia, el grupo de iguales adquiere una enorme relevancia. La necesidad de pertenecer a un grupo y sentirse aceptado se convierte en un motor fundamental. Sentirse parte de algo más grande les brinda seguridad, identidad y apoyo emocional. Por eso, el sentimiento de pertenencia es uno de los principales factores protectores de esta etapa: soy de x ciudad, de tal pueblo, de tal peña, de tal grupo, voy a las fiestas de tal barrio, llevo las deportivas x, voy a este instituto, a mi también me cae mal tal profesor, veo el fútbol, etc.

¿Qué saben de sus emociones?

No siempre es fácil convivir con un adolescente… ni para los padres, ni para ellos mismos. Los adolescentes están aprendiendo a regular sus emociones, y los padres deben permitir que transiten ese proceso sin invalidar lo que sienten ni intentar resolverlo por ellos. Otro gran factor protector es la familia. Las familias que logran ofrecer un equilibrio entre autonomía y acompañamiento se convierten en una base segura desde la cual los adolescentes pueden explorar el mundo. Los adultos que se muestran disponibles emocionalmente, coherentes en sus mensajes y capaces de escuchar sin juzgar, fortalecen la caja de herramientas útiles para ellos.

El adolescente no es un ser “difícil” o “malo”: está atravesando una etapa de transición y descubrimiento. Comprender lo que ocurre en su cerebro y en su mundo emocional nos permite acompañarlos con empatía, paciencia y confianza. No se trata de controlar cada paso, sino de ofrecerles un espacio seguro donde puedan sentirse parte, pertenecer y crecer. Porque cuando un adolescente siente que forma parte de algo —de su familia, de su grupo, de su entorno—, florece su capacidad de tomar decisiones, cuidar de sí mismo y avanzar hacia la adultez con seguridad y esperanza.