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Los sueños, ¿sueños son? Los sueños, ¿sueños son?

Los sueños, ¿sueños son?

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Grupo Psicara

Por Yaiza Senar Gutiérrez

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. Esta semana vamos a hablar sobre una acción que realizamos todos los días: dormir y lo que hacemos mientras tanto: soñar.

Aquí va un dato que no va a dejar indiferente a nadie: aunque algunas personas lo hagan más horas que otras, casi un tercio de nuestra vida la pasamos durmiendo. Todavía no sabemos la razón por la cual necesitamos tal cantidad de horas de descanso, pero si es bien conocido que, si no lo hiciéramos, tendría consecuencias nefastas para nuestra salud tanto física como mental.

Cuando se acerca la hora de dormir, el cerebro manda señales electroquímicas al resto del cuerpo, y es entonces cuando bostezamos, nos lloran los ojos de cansancio y aumentan las ganas y el deseo de ir a la cama. Mientras dormimos es cuando más nos acercamos a un estado de inconsciencia, ya que, aunque el cerebro sigue trabajando con otro tipo de ondas neuronales, el cuerpo se sume en un estado de desconexión. Pasado un tiempo del momento en el que nos quedamos dormidos, ocurre un breve destello de consciencia y comienzan los sueños. Éstos, dentro del periodo de sueño, representan un territorio muy personal y exclusivo de la persona que los reproduce, llegando en ocasiones a parecer tan vívidos que pueden confundirse con la realidad.

Mientras las personas están dormidas o dentro del ciclo del sueño se imposibilita la percepción, el procesamiento y la respuesta a estímulos exteriores, por ejemplo, pueden llamar al timbre de tu casa mientras duermes y no percibirlo. Podríamos definirlo como un estado fisiológico recurrente en el que el cuerpo y la mente experimentan una reducción de su capacidad para responder e interactuar con el entorno, caracterizado además por una pérdida o alteración de la consciencia, una actividad sensitiva relativamente disminuida y una pérdida del tono muscular.

Hay personas que duermen “a pierna suelta”, pero también hay otras que padecen trastornos relacionados con el sueño, los cuales provocan malestar y afectan a su calidad de vida. Se incluyen diez trastornos o grupo de trastornos entre los que se encuentran: el trastorno de insomnio, en el que se presenta dificultad para iniciar o mantener el sueño, despertarse pronto y no volver a dormir; el trastorno de hipersomnia, en el que la persona presenta somnolencia excesiva; narcolepsia, en el que se siente una necesidad irrefrenable de dormir o los relacionados con la respiración, entre otros. Dentro de esta clasificación también se incluyen los trastornos del despertar del sueño no REM donde se encuentra el sonambulismo, en el que la persona que lo padece se encuentra dentro de las fases del sueño, pero puede moverse, hablar y actuar como si estuviera despierta, pudiendo llegar incluso a salir de casa en ese episodio. 

Volviendo a lo que se comenta arriba acerca de lo exclusivos y personales que son los sueños para cada uno y al título del presente artículo, lanzo una pregunta: ¿cuántas veces has soñado y te has despertado preguntándote, aunque solo fuese durante unos segundos, si de verdad esas imágenes formaban parte de un mundo imaginario o habían ocurrido en realidad? En la literatura se exponen cinco aspectos que diferencian los sueños de la realidad:

• Desconexión. Las personas, tanto al soñar como al dormir, no responden a estímulos ambientales de la misma manera que cuando están despiertas. Podemos no escuchar ruidos, no notar temperaturas molestas o ciertos olores o no darnos cuenta de cuando alguien nos toque.

• Formación de un mundo análogo interno, es decir, se forma un “mundo nuevo” a partir de experiencias, emociones, pensamientos y memorias que se van unificando conforme llegan a la mente.

• Pérdida del pensamiento reflexivo y del control voluntario. Durante el sueño REM nuestra corteza prefrontal, que es la parte del cerebro encargada del control, monitorización y planeación de nuestros actos, se encuentra desactivada. Esto quiere decir que no podemos realizar ningún movimiento voluntario durante la ensoñación.

• Amnesia. ¿Alguna vez te has despertado y no has conseguido recordar lo que habías soñado? Pocas veces lo que soñamos logra quedarse en la memoria por un largo periodo de tiempo. 

• Hiperemocionalidad. De forma general las emociones durante el sueño son más intensas que en la realidad, en especial aquellas como el miedo o la ansiedad.

En línea con lo expuesto hasta ahora, quiero hacer referencia a un artículo publicado hace unas semanas en este Rincón de la Psicología, titulado “Más allá de la esterilla”, en el que se hablaba de los múltiples beneficios que se obtenían con la práctica del yoga. Como en él se explica, el yoga se compone del trabajo en diferentes áreas, una de las cuales es la meditación. Diversos estudios muestran que es posible, mediante la práctica de la meditación, llegar a estados alterados de consciencia, en los que las personas practicantes reducen al mínimo su actividad cerebral y conectividad durante estas actividades. Esto quiere decir que el cerebro, de manera consciente y voluntaria, es capaz de “reiniciarse” después de la meditación, produciendo esa sensación de bienestar.

Para terminar, dejar por aquí una cita de Heráclito: “los hombres despiertos sólo tienen un mundo, pero los hombres dormidos tienen cada uno el suyo”.