

Aunque ahora estamos adentrados e inmersos en la IA, y los adelantos de los datos, y sus capacidades. Sin embargo, la psico cibernética, acuñada por el cirujano plástico Maxwell Maltz en la década de 1960, parte de un principio revolucionario: nuestra mente funciona como un sistema de control automático, un piloto interno que ajusta conductas y percepciones para alcanzar metas, se adapta a su entorno. Comprender y entrenar ese sistema interno es la clave para convertir los deseos en realidades tangibles. En este artículo exploramos qué es la psico cibernética, por qué fijar objetivos claros impulsa nuestro piloto mental y cómo la visualización consciente del triunfo acelera el camino hacia el éxito.
La palabra cibernética proviene del griego que significa timonel o gobernante. Maltz aplicó este concepto al ámbito psicológico: imaginó la mente humana como un mecanismo de navegación que, gracias al mapa de nuestra autoimagen, corrige constantemente el rumbo para lograr lo que se propone. Si nuestra autoimagen es limitada o distorsionada, incluso los esfuerzos más decididos pueden desviarse.
Este enfoque revolucionó la psicología aplicada: en lugar de enfatizar únicamente la voluntad o el esfuerzo, Maltz puso el foco en la imagen interna que cada uno tiene de sí mismo. Una autoimagen elevada genera un flujo natural de acciones alineadas con esa visión de éxito.
Para que nuestro piloto interno funcione, necesita un punto de referencia: el objetivo. Fijar metas claras y específicas no solo orienta nuestra atención, sino que programa al sistema cibernético para encaminar recursos psíquicos y físicos en su consecución. Las características de un buen objetivo según la psico cibernética son: concreto: describir el resultado deseado en términos específicos; medible: incluir criterios que permitan verificar el progreso; alcanzable: desafiante, pero realista para no generar frustración y temporalizado: establecer un plazo que active el sentido de urgencia.
Al marcar un destino preciso, nuestra mente detecta automáticamente discrepancias entre la situación actual y la meta, y despliega estrategias de ajuste y corrección.
La visualización es una práctica central en la psico cibernética. Consiste en recrear mentalmente el éxito con todos sus detalles sensoriales: colores, sonidos, emociones. Cuando imaginamos vívidamente haber alcanzado la meta, estimulamos las mismas redes neuronales que se activan al vivir la experiencia en la realidad. Esta simulación interna refuerza la creencia de que el logro es posible, elevando la autoimagen, libera neurotransmisores asociados al bienestar, como la dopamina y genera un ensayo mental de estrategias: nuestra mente practica soluciones sin arriesgar recursos reales.
Al dedicar unos minutos diarios a visualizar el triunfo, creamos un impulso interno que facilita la perseverancia frente a dificultades.
Para aplicar la psico cibernética en el día a día hay que definir tu gran meta, desglosar en sub objetivos: convierte el reto en pasos manejables, programar sesiones de visualización: al menos cinco minutos, dos veces al día, revisar y ajustar: mide tu progreso y reajusta plazos o métodos si es necesario y refuerza la idea de que eres capaz de lograrlo.
La psico cibernética nos enseña que, tras cada logro, hay un proceso interno continuo de ajuste y navegación liderado por nuestra propia mente. Fijar objetivos con precisión y alimentar la visualización del éxito son las palancas que ponen en marcha nuestro piloto interno hacia la meta. Con constancia y claridad, cada uno de nosotros puede programar su propia ruta al ciberéxito.