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José Luis Rubio

Por fin he recogido el guante que me lanzó el director de este periódico  hace tiempo y me he decidido a buscarme algún amigo y muchos enemigos volcando en este espacio vivencias y opiniones. Trataré de no herir a nadie y no resultar impertinente, pero no puedo asegurar que lo consiga.

Una de las premisas que rigen mi existencia es la de causar la menor molestia posible a mi paso. “Leave no trace” (no dejes huella, en inglés), dicen esos ciclistas que, con la bici cargada hasta los dientes, se deciden a salir al mundo en mundo en busca de aventuras. Y si has de dejar huella, que sea buena, añaden. Por eso, estos mismos ciclistas tienen la obligación moral no escrita (bueno, a veces sí está escrita pero sin rango normativo) de dejar los sitios por donde pasan igual o mejor que antes  de su llegada.

Quizás, la vida en sociedad debería seguir esos preceptos básicos. No molestar ni que se note tu paso a no ser que sea para hacer el mundo mejor.

No hace mucho volví a estar tentado de levantarme en un restaurante de la capital. Quise levantarme para irme o, peor aún, para explicarles a los padres de los niños que gritaban y aporreaban los platos con los cubiertos, como esperando que alguien les pusiera límites pero con poco éxito, que sus críos molestaban. Vaya si molestaban.

Por fortuna, esa algarabía duró poco. No porque alguien  impusiera el silencio como una demostración básica de respeto a los demás sino porque los autores de los gritos y golpes  ya habían terminado los cafés y los postres y se marcharon con la ¿música? a otra parte.

Pero la paz fue efímera y, poco después, un muchacho quiso compartir con toda la sala la banda sonora de los vídeos de Tik-Tok por los que anduvo pasando sin mucho interés.

Quizás soy un utópico, un poco intransigente o tal vez  un tiquismiquis, pero me preguntaba que qué pasaría si me sentase a su lado (de unos o del otro) y me pusiera a cantar o si me tirase un pedo o si plantase mis pies encima de su mesa. Mientras, solo pensaba en que necesito un cartel de “No molestar”.

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