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Raquel Fuertes
“Renunciar, hacer dejación de algo, como un empleo, una comisión, etc.”. Vista la definición y cotejada con la realidad, lo cierto es que la única dejación que se da en este país es la de funciones. Porque de cargos, asientos y poltronas nadie reniega. Todo es siempre un “donde dije digo…” cuando llega el momento de asumir responsabilidades y poner el cargo a disposición ante un incumplimiento propio o de los subordinados al mando.

Pero es que la palabra responsabilidad, en cualquiera de sus acepciones, es una losa que nadie en el panorama político parece estar dispuesto a cargar sobre sus hombros. Porque sí, soy de las que cree que lo de Ábalos y compañía, más allá del torrentismo que desprenden los informes de la UCO, debería haber provocado más de una dimisión. O una convocatoria de elecciones. O una moción de censura, si hubiera alguien valiente al otro lado. Pero no. No pasa día sin que nos sorprendamos de la capacidad amatoria del exministro. Y de su proverbial generosidad basada en dinero ajeno (él invitaba, tú pagabas).

Y no me quedo en ese lado del tablero. En el progresivo e imparable deterioro de la sanidad pública lo sucedido en Andalucía parece casi una película de horror para ¿cientos? de mujeres. ¿No hay nadie que asuma sus responsabilidades ante una negligencia tan grave que ha puesto a muchas mujeres un paso más cerca de la muerte por quién sabe qué? Si no fuera tan terrible, parecería mentira.

Y no quiero olvidar el tema de las pulseras. Y es que en la gestión de la culpa es crucial entonar el “yo no he sido” para intentar espolvorear las consecuencias de una gestión (nefasta) sobre antecesores y hasta sucesores.

Y no me quiero meter en asuntos de familia. Con hermanos viviendo en caravanas o mujeres interviniendo en negocios millonarios. O en gestiones lamentables con cientos de muertos a las espaldas en las que todos escurren el bulto y ponen el ventilador a funcionar.

El caso es que ellos siguen ahí. Sin dimitir. Y nosotros, con más miedos, con más riesgos, con más ausencias, con menos recursos, seguimos aquí.