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Es tiempo de dragones Es tiempo de dragones

Es tiempo de dragones

José Baldó
Las plataformas de streaming no descansan ni siquiera en verano. El calendario de estrenos de series y películas es tan abrumador que resulta imposible hacerles un hueco a todas las propuestas. Hay que seleccionar, aprovechar el tiempo, distinguir el diamante entre tanta bisutería televisiva y no dejarse llevar por los cantos de sirena que intentan colarnos un par de obras maestras cada semana.

La serie de la que vamos a hablar hoy se vende sola. Millones de espectadores en todo el mundo presenciaron el final de Juego de tronos en mayo de 2019. Un desenlace no exento de polémica por la forma en que se cerraron las incógnitas que la serie planteaba; muchos fans se sintieron defraudados con ello y no dudaron en ejercer su derecho a la pataleta a través del canal habitual para estos menesteres, las redes sociales. Actualmente, crítica y público coinciden en que la ficción de HBO cambió la historia de la televisión para siempre y pasó a formar parte del muestrario de joyas del canal, junto a Los Soprano, The Wire, Deadwood o Hermanos de sangre.

El aficionado a la literatura fantástica ya conocía el nombre de George R. R. Martin mucho antes de que el autor escribiera la saga Canción de hielo y fuego (novelas de las que parte la adaptación de Juego de tronos). Martin llevaba publicando desde los años 70 y tenía obras seminales en cada una de las ramas del género: Muerte de la luz en la ciencia ficción, El sueño del Fevre en el terror y relatos multipremiados como Los reyes de la arena o Una canción para Lya. Posteriormente, durante más de una década, se dedicó a escribir guiones para tv, adaptó sus propias historias en programas como Más allá del límite y formó parte del equipo de guionistas de La bella y la bestia. Esta serie de finales de los 80 unía a la protagonista de Terminator (Linda Hamilton) y a Hellboy (Ron Perlman) en una historia de amor imposible por el subsuelo de Manhattan.

Un éxito sin precedentes


El primer volumen de la saga épica de Martin se publica en el año 1996, pero no es hasta 2011 cuando se estrena su adaptación a la pequeña pantalla bajo el título Juego de tronos. Un hito televisivo sin precedentes que traspasó las fronteras de la ficción para instalarse en el imaginario colectivo de millones de espectadores.

El final de la serie dejó un vacío que las plataformas intentaron llenar con adaptaciones de obras similares a las de Martin. The Witcher (Netflix) con Henry Cavill en la piel del brujo Geralt de Rivia o La rueda del tiempo en Amazon, ninguna de las dos llegó a alcanzar la popularidad de Juego de tronos. Ante esta perspectiva, los responsables de HBO decidieron seguir el ejemplo de Disney con la franquicia Star Wars y continuar explorando el universo creado por George R. R. Martin con una precuela de la historia original.

La casa del dragón, estrenada el pasado 22 de agosto en HBO max, está basada en el libro Fuego y sangre, y se centra en la historia de la dinastía Targaryen casi 200 años antes de los sucesos narrados en Juego de tronos. Por el momento, solo hemos podido disfrutar del primer capítulo y cualquier valoración que hiciéramos sería injusta, pero me apostaría unas jarras de hidromiel con cualquier hobbit de la Comarca a que el viaje va a ser apasionante.

El próximo 2 de septiembre, Martin, el discípulo aventajado, tendrá que vérselas con el maestro Tolkien. Los anillos de poder es el regreso a la Tierra Media que ha preparado Amazon sin Peter Jackson, pero con Bayona al frente de los primeros episodios. No sabemos cuál de las dos series conseguirá llevarse el gato al agua, pero podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que, en ambos casos, la fantasía y la imaginación ya han ganado la partida.

Después de todo, como se preguntaba el poeta Paul Valéry en su Breve epístola sobre el mito, “¿qué sería, pues, de nosotros, sin la ayuda de lo que no existe?”. No tengo dudas al respecto, yo me quedo con los dragones.