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El mejor amigo del ser humano El mejor amigo del ser humano

El mejor amigo del ser humano

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Grupo Psicara

Por Leonardo Cardona Osorio

 

Bienvenidos y bienvenidas al Rincón de la Psicología, un espacio donde las psicólogas y psicólogos de PSICARA abordamos temas y curiosidades relacionadas con la Psicología. En esta ocasión vamos a tratar la manera en que se selecciona e introduce al perro en intervenciones asistidas por animales (IAA).

Hace algún tiempo hablamos sobre  las IAA. Hagamos un breve recordatorio: las IAA son intervenciones sanitarias, educativas y/o sociales en las que un animal pasa a formar parte del tratamiento, en un intento de causar una mejoría física, social y/o psicológica en los participantes. Aunque son varios los animales que se utilizan en las intervenciones, hoy vamos a hablar de uno en concreto y que incluso forma parte de nuestras vidas: el perro.

La relación con los cánidos empezó hace millones de años, aunque es complicado saber cuál fue el motivo exacto del primer contacto entre humanos y perros/lobos. A partir de ese momento, la relación con el perro se fortaleció, y se empezó a elegir qué tipo de perros realizaban mejor determinadas tareas. Fruto de esa selección artificial, existen las razas que conocemos actualmente. Además, hoy en día se siguen aplicando esos criterios de selección: elegimos determinadas razas de perros para desempeñar ciertas tareas como cazar, pastorear, etc.

Debido al auge del perro como animal de compañía o ayudante de bomberos y policías, se han diseñado pruebas que miden si el animal es idóneo para realizar las labores que quieren que desempeñen. Aunque hay muchas pruebas y test similares, son 3 pruebas las que se usan frecuentemente: el test de Campbell, el protocolo de evaluación PetPartners y el Ethotest. Estas pruebas también tienen sus críticas y actualmente se están trabajando en protocolos para mejorar este proceso.

Otro aspecto a tener en cuenta para la elección de estos animales para la IAA es su físico. Hay que recalcar que no nos referimos al concepto tradicional de sí es “bonito” o “de raza”. Los aspectos a los que hacemos mención son: la salud y edad del animal, el sexo, su tamaño, el tipo y color del pelo o incluso su expresión facial (orejas, hocico, etc.). ¿Por qué estos aspectos son importantes? Imaginemos que estamos realizando un programa de terapia ocupacional y queremos formar a sus miembros en peluquería canina. Es lógico pensar que, para este tipo de actividad, necesitamos a perros que tengan el pelo largo. De aquí se desprende que dependiendo de la intervención que se realice, elegiremos a los compañeros caninos que tengan determinadas características.

Una vez seleccionado al perro que participará en intervenciones, se le tiene que educar y adiestrar. Son conceptos totalmente diferentes pero que van de la mano. La educación del animal son las conductas que realiza el perro por sí mismo, independientemente de que las haya aprendido o sean innatas. El adiestramiento hace mención a la conducta que realiza el perro tras una orden. Pongamos un ejemplo para que quede más claro. Sería una muestra de educación que un perro no recoja nada del suelo y una muestra de adiestramiento que suelte el objeto cuando se lo pedimos. 

Un perro que se dedica a la IAA requiere de unos cuidados mucho mayores que el de una mascota estándar. Estos cuidados están presentes tanto antes de la intervención, como en el durante y el después. Previamente a la intervención, se le tiene que aplicar un protocolo zoosanitario (cepillados, lavado de dientes, programa de vacunas, desparasitaciones…) que tiene como objetivo facilitar el chequeo rutinario del animal. Durante las sesiones, los materiales que usan los perros tienen que ser fáciles de limpiar, resistentes y cómodos. Además, se tiene que asegurar el lugar de la intervención para no poner en riesgo al animal. Por último, tras la sesión, hay que trabajar con el animal para que libere la carga de ansiedad que haya acumulado. Para ello, debe de tener un espacio de recompensa (una sala con juguetes por ejemplo) tras el trabajo. Es de gran importancia que el perro sienta el reconocimiento y la satisfacción de haber hecho bien su trabajo, ya que al igual que nosotros, es un animal social. 

Como último punto, es importante resaltar que un perro de IAA es un animal que tiene que tener una vida satisfactoria y no dedicarse únicamente al trabajo para el que ha sido entrenado. Para ello, tiene que llevar una vida familiar, que incluya paseos, juegos con otros animales, conocer a otras personas, etc. No hay que anteponer nuestros intereses humanos frente a los de nuestros compañeros caninos, ya que ellos no pueden elegir dónde estar, pero la ayuda que prestan tiene que ser recompensada.

Es innegable que el perro es el animal con mayor presencia dentro de las IAA, además de ser el gran preferido por la mayor parte de la sociedad, formándose un vínculo muy estrecho y llegando a considerarlo un miembro más de nuestra familia. Está claro que el perro es el mejor amigo del ser humano pero, ¿lo somos nosotros para ellos? Podemos conseguirlo si aplicamos la frase que dijo Corey Ford: “Debidamente entrenado, el hombre puede llegar a ser el mejor amigo del perro”.